(*) Artículo publicado en la edición 205 de la revista Microfinanzas https://statuscomunicaciones.pe/microfinanzas/M205.pdf.
Por Javier Parker Chávez
javier.parker@microfinanzas.pe
Diciembre del 2022 pasará a la historia del Perú como el mes en el que sucedió el intento más burdo que se pueda recordar de alterar el orden constitucional desde la propia Presidencia de la República. Un intento que solo se puede entender por la desesperación del cuasi solitario protagonista del hecho agobiado por la enorme cantidad de colaboradores eficaces que lo ponen en el centro de la trama de corrupción que se venía dando desde la primera línea del Gobierno, la ministerial, precisamente, ¡qué coincidencia!, con al menos dos de los ministros que estuvieron entre los menos combustibles del régimen: el de Transportes y el de Vivienda, es decir, los sectores que más presupuesto tienen para ejecutar obras públicas, otra “coincidencia”.
La primera lección de todo esto es que la democracia, tan maltratada y desprestigiada por intereses políticos extremistas por supuesto, funcionó. La hicieron funcionar las mismas instituciones del Estado cuya independencia consagra la Constitución que los afines al vacado expresidente quieren abolir. Con 103 votos a favor, 6 en contra y 10 abstenciones, el Congreso hizo finalmente su tarea, que en realidad se la facilitó el mismo vacado.
La Fiscalía de la Nación, más que nunca, cumplió su rol de lucha contra el delito sin intimidarse por tratarse, en este caso, de las más altas esferas del poder político en simbiosis con delincuentes que roban en licitaciones del Estado amañadas.
El Poder Judicial estuvo a la altura de las circunstancias y, por supuesto, las Fuerzas Armadas y Policiales también lo hicieron al ceñirse a la Constitución y empezar a imponer paulatinamente el orden en el país. La presidenta Dina Boluarte, en contra de las expectativas de muchos, también entendió lo que estaba en juego y dejó que las fuerzas del orden hicieran su trabajo; y, esperamos que no repita disparates como la propuesta de modificar la Constitución, que es lo que piden los aliados del ahora detenido expresidente, tanto los que lo acompañaron hasta el final de su irresponsable aventura política como aquellos que se fueron escondiendo y quedando mudos en el camino con la intención de disimular su responsabilidad en el apoyo a un régimen tan ineficaz como corrupto.
La segunda lección que podemos sacar de esto es que la crisis de los partidos políticos seguirá siendo uno de los factores más importantes de la inestabilidad en el país, lo que se agrava por las pésimas decisiones que toma la población peruana a la hora de elegir por quien votar. Escoger opciones polarizantes o vientres de alquiler, esencialmente demagógicas y populistas y, finalmente, jugar al antivoto en las segundas vueltas electorales sin importar cuán autodestructivo puede ser, trae consecuencias muy negativas que terminamos pagando todos, en especial, los más pobres y desprotegidos del país.
¿Y qué tiene que ver todo esto con las microfinanzas? Todo, y es la tercera lección que no debemos olvidar. La inestabilidad política e incertidumbre económica, la destrucción de la institucionalidad y la meritocracia en el Estado están pasando la factura. La rebaja de las expectativas de crecimiento y de inversión privada está teniendo consecuencias negativas en la generación de empleo y reducción de la pobreza y, lamentablemente, las tendrán por mucho tiempo afectando el consumo y, por ende, los emprendimientos que necesitan el microfinanciamiento.
El bloqueo de carreteras termina dañando al pequeño agricultor y ganadero, al microempresario, al comerciante; la destrucción de la propiedad pública y privada y las manifestaciones violentas que buscan paralizar las ciudades también dañan a la micro y pequeña empresa que, en su mayoría, y a diferencia de la gran empresa que también fue víctima del vandalismo, no tienen asegurados sus bienes de capital y su producción.
Todavía es pronto para cuantificar cuántas ventas de productos y servicios, en especial en el agro, el comercio y turismo, se han visto frustradas en plena campaña navideña por el vandalismo; cuántas mypes tendrán dificultades para pagar sus créditos y cuántas instituciones financieras se verán obligadas a reprogramar dichos pagos.
Sin embargo, en Microfinanzas queremos creer que lo peor de la incertidumbre y de la violencia ya pasó y mirar con optimismo el 2023. Pese a todo, el sector microfinanciero seguirá creciendo, esperanzado nuevamente en un futuro mejor, el cual ahora está más cerca. Prueba de ello son los temas que compartimos con Uds., como los planes y acciones de la Sunat para facilitar el cumplimiento tributario y la formalización, los avances en la adopción de medios de pagos digitales, la emisión de bonos verdes y lo que está sucediendo y se espera en el mundo fintech del Perú. Por todo ello, Microfinanzas les desea un Feliz Año Nuevo.