Especialistas esperan que las protestas violentas y los bloqueos de vías de comunicación se traduzcan en un alza importante de la mora, la necesidad de nuevas provisiones y muy bajo crecimiento del patrimonio, en línea con las bajas utilidades que se lograrían.
Los créditos a la micro y pequeña empresa (MYPE) repuntaron el año pasado con tasas de doble dígito, pero este crecimiento agregado oculta la recuperación desigual de las entidades del sector tras la crisis sanitaria, que podría estancarse o empeorar con la convulsión social, según expertos consultados por Microfinanzas.
“Estructuralmente, siempre las entidades financieras de menor escala, es decir, las microfinancieras, son las más sensibles a coyunturas adversas del ciclo económico”, afirma Juan José Marthans, director del área de Economía del PAD de la Universidad de Piura.
“Cuando se suscita el lado negativo del ciclo, las microfinancieras son las que más sufren y, ciertamente en el 2022, a medida que la economía se desaceleró, empezaron a sentir ese impacto”, agrega.
A causa de la pandemia, las entidades de microfinanzas fueron perjudicadas por los problemas de incumplimiento de pago de sus clientes, así como por la aplicación de la norma de topes a la tasa de interés de los créditos a las Mypes.
En particular, las Mypes sufrieron, en mayor medida, al no contar con flujos de caja alternativos para contrarrestar la caída de sus ventas ante un evento catastrófico. Por dicha razón, varias microfinancieras reportaron pérdidas y resultados muy bajos en el 2020 y el 2021. Más aún, algunas todavía no han logrado recuperarse.
Balance
Por ejemplo, a noviembre del 2022, de las 23 entidades de microfinanzas que existen en el mercado (cuya cartera supera el 50% de participación en el financiamiento a las Mypes), solo 6 reportaron ganancias superiores a las de similar lapso del 2019, 7 empeoraron su situación y 10 están en etapa de recuperación, según la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS).
En el 2022, cuando la economía empezaba a recuperarse, el gobierno de Pedro Castillo dispuso inamovilidad ciudadana el 5 de abril en la capital, evento que, para Wilber Dongo, gerente central de Negocios de la Caja Arequipa, afectó a la actividad económica.
A esto se sumó la aceleración de la inflación, la subida de las tasas de interés del Banco Central de Reserva (BCR) y el escenario de competencia por los buenos clientes del sector, lo que originó menores resultados en las entidades, la creación de mayores reservas por incumplimiento de crédito y el ajuste de su capital social.
Siete entidades ya habían entrado al programa de Fortalecimiento Patrimonial del Estado por la situación de la pandemia y con la crisis política es probable que se afecten algunas más, opina Dongo.
“Entre el 2023 y el 2024 posiblemente se vea con mayor urgencia procesos de consolidación o alianzas en el sistema financiero, sobre todo en las entidades de microfinanzas, porque la situación está bien difícil”, asevera tras calificar de nefasto el impacto que está causando sobre el margen de ganancia de las entidades la subida de las tasas de interés.
De acuerdo con la SBS, desde junio del 2021, cuando el BCR empezó a endurecer su política monetaria, al cierre de diciembre del año pasado, las tasas de interés promedio de los depósitos a plazo subieron. En la banca, lo hicieron en 710 puntos básicos; en las financieras, en similar magnitud; en las Cajas Municipales, en 590 puntos; y, en las cajas rurales, en 490 puntos.
Sin embargo, esta subida no fue trasladada a las tasas activas por todas las entidades. Solo en los créditos a la pequeña empresa, la banca subió su tasa de interés promedio en 490 puntos básicos; mientras que las financieras, Cajas Municipales y rurales la mantuvieron o incluso disminuyeron.
“Para el primer trimestre de este año debería comenzar a desacelerarse la inflación o, por lo menos, que se estanque. Eso va a ayudar a que, al final, no se traslade ese incremento del costo del dinero sobre todo a la tasa de interés de cara a los clientes. Pero si la situación llega a un punto en que esto no es manejable, tenemos que evaluar alternativas para afectar menos a los clientes más pequeños”, explica Ralph Guerra, CEO de Compartamos Financiera.
Complicada situación
A los factores anteriores que impactan los balances de las entidades de microfinanzas, se ha sumado la coyuntura política que se agravó con el fallido golpe de Estado de Castillo que, según los especialistas, está afectando duramente al sector de microfinanzas. Lo que se espera es que se traduzca en un alza importante de la mora, la necesidad de nuevas provisiones y muy bajo crecimiento del patrimonio, en línea con las bajas utilidades que se lograrían.
A decir de Jorge Antonio Delgado, presidente de la Asociación de Instituciones de Microfinanzas (Asomif), las Mypes de Puno y Cusco son, sobre todo, las más afectadas por los bloqueos y violencia política.
Explica que en Cusco han sido cancelados muchos vuelos y reservas de hospedajes, por lo que no será sencilla la recuperación de la actividad que depende, en buena parte, de los turistas del exterior.
“Se tiene que mostrar confianza al exterior de que en el país las cosas están ordenadas y eso podría tardar un tiempo, con lo que se descapitalizaría a los pequeños empresarios y quebrarían”, considera.
Delgado advierte que una situación similar se está viviendo en Puno, porque los violentos manifestantes que tomaron la región no han permitido que las Mypes trabajen bajo amenazas que les siembran miedo.
“Todo esto va a generar que las Mypes se descapitalicen en ambas regiones y también en Arequipa, dependiendo de qué negocios. Habrá una mayor morosidad que se va a reflejar entre febrero y marzo”, precisa.
Según Guerra, las protestas y hechos violentos en el sur están afectando la dinámica comercial de la zona y a sus clientes. Comenta que en el caso de Compartamos Financiera, el 8% de su cartera de deudores está ubicada en los lugares donde se está produciendo la mayor cantidad de enfrentamientos entre los vándalos y la policía.
Precisa que, en estas localidades, la actividad en términos de colocaciones se está restringiendo debido a que la situación se pueda prolongar.
“En el cono norte de Arequipa, Puno, Juliaca, Tacna, Cusco, Moquegua y Ayacucho, estamos viendo el mayor impacto. Pero dentro de ese 8% de nuestra cartera expuesta, estimamos que alrededor del 9% (el 0,72% de la cartera) podría tener problemas de pago”, sostiene.
Medidas
Para Marthans, las entidades que operan en el sur son las que más están perdiendo en la actualidad. Señala que el sector más privilegiado por las microfinancieras es el comercio y servicios, y la violencia está afectando a todos los canales de comercialización del país, así como a los negocios vinculados con el turismo.
Por ello, el también ex jefe de la SBS exhorta al Gobierno a que desarrolle un esquema de apoyo y soporte extraordinario a las Mypes, así como para las microfinancieras. Indica que, si solo se apoya al frente de las instituciones de microfinanzas, no se alcanzarán los resultados.
Para Marthans, lo que complica la ya mala situación es que la caída de la actividad no solo se observa en el sur convulsionado, sino en casi todo el eje de la sierra del país. Además, en el caso de una eventual recuperación del turismo, esta puede tardar hasta el 2024.
“Lo que ha hecho hasta hoy el Gobierno con las políticas, los anuncios, reglamentos y las leyes de fortalecimiento patrimonial para el sector de cajas y microfinancieras ha quedado insuficiente”, dice.
Así, considera que el apoyo del Gobierno podría venir a través de un nuevo programa Reactiva muy concentrado sobre todo en la zona afectada como Huancavelica, Cusco, Puno, Moquegua, Tacna, Arequipa, Ica, Ayacucho y Apurímac.
Sostiene que habría que buscar mecanismos directos de soporte en esas zonas para que las Mypes no quiebren y, a su vez, no generen un deterioro en las microfinancieras.
Según Delgado, la SBS tiene que hacer seguimiento de lo que está pasando en las zonas más afectadas para trabajar de la mano con Asomif, el gremio de microfinancieras, las medidas prudenciales.
Para Guerra, la SBS está haciendo un buen trabajo, pero se requiere que el Estado encuentre una salida a la crisis y que se alcance la paz, de lo contrario, el sector sería fuertemente perjudicado.
Al cierre de noviembre, 16 de las 23 entidades de microfinanzas tienen exposición en las regiones del sur del país. De estas, 6 entidades cuentan con más del 50% de su cartera de créditos en estas plazas.