(*) Artículo publicado en la edición 214 de la revista Microfinanzas https://statuscomunicaciones.pe/microfinanzas/M220.pdf.
Por Javier Parker Chávez
javier.parker@microfinanzas.pe
La reciente publicación de indicadores que muestran que aún no está cerca, y muy probablemente siga bastante lejos, la tan mentada, por el ministro de Economía y Finanzas, Álex Contreras Miranda, recuperación económica del país; se dio en un contexto en el que, desde el mismo Gobierno que integra el mencionado ministro, se emitieron mensajes negativos para la promoción de la inversión privada.
En su último Reporte de Inflación, publicado el 15 de septiembre, el Banco Central de Reserva (BCR) redujo su proyección de crecimiento de la economía peruana para este año de 2,2% a 0,9%, una drástica reducción que solo sinceró, en parte, lo que ya muchos anticipan, que la economía peruana tendrá un crecimiento nulo este año o, lo que es peor, retrocederá.
Simultáneamente al anuncio del BCR, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) daba a conocer que la economía peruana acumuló una caída de 0,58% entre enero y julio, lo que refuerza las pesimistas proyecciones que tienen los analistas independientes para el 2023.
Este negativo desempeño es reflejo, en primer lugar, de la caída de la inversión privada, que en el primer y segundo trimestre de este año retrocedió en 12% y 8,3%, respectivamente.
Como la realidad siempre se impone, el BCR tuvo que modificar aún más a la baja su proyección de caída de la inversión privada para el presente año, del -2,5% que había estimado en junio al -5,3% que pronostica ahora.
Es en este grave escenario, por el impacto negativo que tiene en la generación de empleo y reducción de la pobreza, que el Gobierno intentó entregar 3 lotes petroleros del norte del país a Petroperú. Como si no fueran suficientes los cientos de millones de dólares que el Estado le ha dado para que pueda concretar la modernización de la Refinería de Talara.
La forma arbitraria con la que intentó entregar los lotes a Petroperú, en evidente intromisión política en una entidad técnica como Perupetro que debe licitarlos al mejor postor, agravó el clima de inestabilidad e incertidumbre que sienten los inversionistas desde que el ahora preso Pedro Castillo asumió el poder.
Parece que el Gobierno ha olvidado que 628 mil peruanos cayeron en la pobreza en el 2022, que esta se elevó hasta el 27,5% de la población y que este año aumentará aún más; que está más interesado en promover la actividad empresarial del Estado en lugar de la inversión privada que genera empleo y reduce la pobreza.
De otra forma no se explica que el presidente del Consejo de Ministros, Alberto Otárola, haya afirmado, en medio de la Perumin 36 Convención Minera que se realizó en Arequipa, que el proyecto cuprífero Tía María no se encuentra en la agenda del Gobierno.
Más aún, sabiendo que los activistas en contra de Tía María son grupos extremistas y antimineros que usan argumentos falsos para oponerse a la inversión privada tal como ocurrió también con el frustrado proyecto aurífero de Conga en Cajamarca. Perumin es el evento minero más importante del Perú y uno de los principales del mundo, debe servir para promover al país como destino de la inversión minera y no para frustrarla.
El ministro de Energía y Minas, Óscar Vera Gargurevich, lo entendía muy bien cuando dijo, un día antes de las desafortunadas declaraciones de Otárola, que los deseos del Gobierno eran que el proyecto Tía María se realice ya que genera mucho trabajo e inversión.
La inversión minera en el Perú cayó 5,4% en el 2022 y el BCR calcula que este año retrocederá en 18,1% y el próximo año en 7,6%. El presidente del BCR, Julio Velarde, en el mismo Perumin, había advertido que ahora no hay proyectos mineros grandes pese a que la minería es el motor de la economía peruana.
Por su parte, el Instituto Peruano de Economía (IPE) señala en su estudio “¿Qué estamos perdiendo como país?”, que presentamos en esta edición de Microfinanzas, que 1,7 millones de peruanos no pudieron salir de la pobreza en el periodo 2019-2022 por la oposición de algunos sectores a los proyectos mineros y por las trabas burocráticas.
¿Quién asume la responsabilidad por la caída de la economía peruana y el desplome de la inversión privada, en especial de la minera? ¿Y quién la asume por esos 1,7 millones de peruanos que no pudieron salir de la pobreza? ¿Quién la asumirá por este afán autodestructivo que hay en el país por todo aquello que genera riqueza y prosperidad con el falso argumento de que beneficia a muy pocos o a “otros”?
Como hemos mencionado anteriormente, la gran inversión, en este caso la minera, mueve a la economía aumentando las oportunidades para la micro y pequeña empresa (MYPE) y para los emprendedores; sectores ahora bastante golpeados económicamente, lo que se refleja en los indicadores que muestran las instituciones microfinancieras y que también presentamos en esta edición de Microfinanzas.