Las cajas rurales enfrentan crecientes desafíos financieros y han tenido que reconfigurar sus estrategias, adoptando modelos de negocio más diversificados. Con un 50% de sus créditos ahora en consumo, estas instituciones luchan por mantenerse operativas mientras se desvían de su objetivo fundacional de apoyar al sector rural.
(*) Artículo publicado en la edición 225 de la revista Microfinanzas https://statuscomunicaciones.pe/microfinanzas/M225.pdf.
El sector microfinanciero en Perú está atravesando una etapa de transformación significativa, marcada por retos y cambios estructurales, lo que ha obligado a las cajas rurales de Ahorro y Crédito (CRAC) a reconfigurar sus operaciones y estrategias.
En respuesta a un panorama financiero cada vez más complejo y desafiante, estas entidades han optado por abandonar su segmento de negocio inicial —los créditos rurales— para adentrarse en el mercado de los créditos de consumo, buscando así nuevas oportunidades y mayor rentabilidad en un entorno competitivo.
De acuerdo con la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), a julio de este año el total de créditos directos de las cajas rurales sumó S/1.375 millones, de ese total, el 48,81% son créditos de consumo, principalmente tarjetas de crédito y préstamos.
En el desagregado de la cartera de créditos de las cajas rurales a junio se aprecia que los créditos corporativos representan el 0,24%, a grandes empresas 0,08%, medianas empresas 1,24%, pequeñas empresas 30,19%, microempresas 19,43% y de consumo 48,81%.
Esta mayor participación de los créditos de consumo en la cartera de créditos de las cajas rurales no es de ahora. Según el análisis del especialista en microfinanzas, Juan Iñoñan Olivera, entre el cierre del año 2020 y junio de este año, la participación de los créditos de consumo pasó de 39,75% a 48,81%, respectivamente.
La participación de los créditos para microempresas experimentó una disminución, de 23,06% al cierre del 2020 a 19,43% en julio del 2024. Por su parte, los créditos dirigidos a pequeñas empresas mostraron un leve incremento, pasando de 27,83% en el 2020 a 30,19% en julio del 2024.
En contraste, los créditos otorgados a medianas empresas sufrieron una caída considerable en su participación, descendiendo de 7,54% al cierre del 2020 a 1,24% en julio del 2024.
“La reducción en los créditos para microempresas y medianas empresas se atribuye a la salida del mercado de la CRAC Raíz (agosto 2023) y a la mayor concentración de las entidades restantes en los créditos de consumo”, comentó Iñoñan.
Según el Decreto Ley N° 25612, del 8 de julio de 1992, se establece el Régimen de Cajas Rurales de Ahorro y Crédito con el objeto social de realizar la intermediación financiera en apoyo a la actividad económica que se desarrolle exclusivamente en el ámbito rural, en donde operarán y funcionarán.
Además, su objetivo es facilitar el acceso al crédito a los agricultores, sin embargo, en los últimos años, estas instituciones han tenido que diversificar sus actividades para sobrevivir.
“Han dejado atrás su enfoque exclusivo en el sector rural y ahora operan como pequeñas financieras. Este cambio les permite diversificar sus servicios y adaptarse a las necesidades cambiantes de los clientes. Solo Caja Los Andes se mantiene fiel a su modelo original, siendo la más cercana a la finalidad de su creación y licencia otorgada por la SBS”, opinó José Málaga Málaga, especialista en el sector microfinanciero.
También cuestionó la regulación actual del sistema financiero, describiéndola como anacrónica y desfasada que ha forzado a las cajas rurales a redefinir sus estrategias.
“En lugar de centrarse en el crédito rural, ahora su cartera está compuesta por créditos de consumo, vehiculares y otros tipos de préstamos. Esta diversificación ha sido esencial para su supervivencia, pero ha desviado a las cajas rurales de su misión original”, añadió.
Causas
Para Edmundo Lizarzaburu Bolaños, profesor de ESAN, la pandemia y el incremento de la competencia en el mercado han impulsado a estas entidades a explorar nuevos segmentos de negocio para diversificar sus fuentes de ingresos.
“En esencia, las cajas rurales han intentado adaptarse a una realidad económica cambiante, moviéndose hacia áreas en las que inicialmente no contaban con la experiencia necesaria”, afirmó.
Explicó que este intento de diversificación ha conllevado una curva de aprendizaje ardua y dolorosa para estas instituciones, las que han tenido que adaptarse sobre la marcha y enfrentar desafíos significativos. “El proceso de aprendizaje ha sido más complejo de lo esperado y ha afectado negativamente la salud financiera de estas entidades”, señaló.
Por su parte, Málaga consideró que una de las principales razones por las cuales las cajas rurales han salido del crédito rural es la falta de conocimiento y la complejidad inherente a este tipo de préstamos.
“El crédito rural es complicado y caro, especialmente porque se trata de microcréditos. Las cajas rurales no han podido generar una masa crítica suficiente para sostener los altos costos operativos”, sostuvo.
Por su parte, Juan José Marthans León, exjefe de la SBS, expresó su preocupación por la salida de las cajas rurales de su foco de negocio original, que son los créditos rurales.
Según el exsuperintendente, aunque la diversificación puede ser beneficiosa para fortalecer una entidad microfinanciera, es crucial elegir el momento adecuado para hacerlo.
“La diversificación es saludable, pero debe manejarse con cuidado. Actualmente, no estamos en un período de crecimiento económico expansivo; al contrario, enfrentamos un entorno político complejo y una perspectiva electoral aún más incierta hacia el 2026. Por ello, recomendaría esperar un mejor entorno antes de diversificar”, señaló.
Añadió que las cajas rurales deben buscar el momento adecuado para implementar estrategias de diversificación, ya que, aunque conceptualmente son bienvenidas, su ejecución debe considerar las condiciones macroeconómicas actuales.
Propuestas
En opinión de Lizarzaburu, la situación actual exige una visión a largo plazo y una revisión profunda de los modelos de negocio. “Las cajas rurales deben centrarse en innovar y mejorar su desempeño financiero, no solo para cumplir con los requerimientos regulatorios, sino para asegurar su sostenibilidad futura”, consideró.
Además, enfatizó que las entidades deben buscar formas de ampliar su accionariado y diversificar sus productos de manera estratégica. “El momento actual exige que las cajas rurales no solo se adapten a los cambios regulatorios, sino que también se comprometan con una planificación estratégica que permita una reducción sostenida de las provisiones y una mejora en su rendimiento financiero”, dijo.
Reestructuración
Málaga cree que las cajas rurales siguen siendo viables y cumplen bien su trabajo. “La SBS debería reevaluar la situación de las cajas rurales. Son instituciones que han demostrado adaptabilidad y resiliencia, pero necesitan un entorno regulatorio y un apoyo estatal que las respalde”, enfatizó.
Señaló que el panorama futuro para las cajas rurales peruanas dependerá en gran medida de la capacidad del Gobierno y de los organismos reguladores para modernizar el marco normativo y proporcionar el apoyo necesario.
“Mientras tanto, estas instituciones continúan adaptándose a las cambiantes condiciones del mercado, buscando nuevas oportunidades y modelos de negocio para seguir operando de manera sostenible”, manifestó.
Por último, Lizarzaburu, aclaró que, aunque las cajas rurales tienen licencias específicas para ciertos productos, el regulador está dispuesto a ofrecer alternativas y soluciones para fomentar la innovación y la sostenibilidad en el mercado financiero.
“El rol del regulador es asegurar un mercado competitivo y saludable, facilitando las condiciones para que todos los actores, incluidas las cajas rurales, puedan ofrecer una variedad de productos y servicios al mercado”, concluyó.