Cajas Municipales señalan que la norma que les permite emitir tarjetas de crédito es provechosa para la competencia y adelantan el lanzamiento de más de una tarjeta. Sin embargo, para ex jefe de la SBS, Juan José Marthans, se debe reevaluar la idoneidad de esta norma.
Las Cajas Municipales de Ahorro y Crédito (CMAC) lograron que el Congreso de la República aprobara por insistencia un grupo de normas que redundaría en su fortalecimiento y en la promoción de la competencia, según los argumentos de estas microfinancieras.
De todas ellas, la que ha causado más polémica, además del enfrentamiento entre la Federación Peruana de CMAC (FEPCMAC) y la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), es la iniciativa que permite a dichas entidades con activos superiores a S/371,25 millones, es decir, 75.000 Unidades Impositivas Tributarias (UIT), emitir tarjetas de crédito, sin autorización previa de la SBS.
Hasta antes de la aprobación de la autógrafa de Ley de Fortalecimiento de las CMAC, como lo ha explicado en varios foros la jefa de la SBS, Socorro Heysen, el regulador creó un procedimiento simplificado de 30 días para que las Cajas pueden probar que cumplen con los criterios mínimos de seguridad, ciberseguridad y claridad en el modelo de negocio de tarjeta de crédito. Este era el primer filtro que había que pasar antes de enviar el producto final para su aprobación.
Hasta la aprobación de esta ley, todos los productos que las entidades financieras deciden crear deben ser aprobados previamente por la SBS. Pero, tras la insistencia del Congreso, estas microfinancieras podrán saltar ese procedimiento simplificado, aunque lo que no podrán pasar por alto es la aprobación por parte de la SBS del producto final.
Así, lo anterior deja al menos dos interrogantes: en primer lugar, si la norma es positiva y si ayudará a alcanzar los objetivos que se buscan; y, en segundo lugar, cuáles son los riesgos tanto para el mercado como para las Cajas de que el Congreso decida sobre un tema cuya competencia es de la SBS.
Impacto
Para las principales Cajas Municipales, así como para su gremio, la FEPCMAC, la normativa es positiva porque fomentaría la competencia en el mercado de tarjetas de crédito y abarataría las tasas de interés.
Justamente esa es la opinión de Walter Rojas, gerente central de Negocios de Caja Cusco. Afirma que la ley es positiva para los clientes y la sociedad porque permitirá que más entidades financieras puedan ofrecer tarjetas de crédito.
Agrega que la norma obliga a las Cajas a esforzarse y brindar mejores condiciones para los clientes. Y, en el caso de Caja Cusco, le abre la oportunidad para pensar en su segundo producto de tarjeta de crédito.
Como se recuerda, en agosto del año pasado, esta microfinanciera recibió la venia de la SBS para emitir su tarjeta de crédito, un plástico de corte empresarial que brinda la posibilidad de usar el 20% de la línea para consumo.
“Nuestra tarjeta está en el mercado para clientes y no clientes desde el 2 de febrero. Hemos cerrado el mes pasado con más de 1.000 tarjetas colocadas, incluso a no clientes de la Caja. Nuestra meta es colocar 10.000 tarjetas en este año y, como vamos, superaremos la meta”, revela a Microfinanzas.
“Al abrirse la cancha con la nueva norma, tenemos la opción de generar otro tipo de tarjetas, con lo cual vamos a tener dos tipos de tarjeta. Una para los clientes de la Caja y otra para el público que quiere una tarjeta de consumo puro”, resalta.
De igual forma, para Marcelino Encalada, gerente de Ahorros y Finanzas de la Caja Piura, la norma es positiva porque permitirá a las Cajas evitar todo el procedimiento simplificado de 30 días de la SBS, el cual, opina, es ‘muy largo’ por su complejidad. Añade que la norma coadyuvará a que más Cajas participen en el negocio.
Sin embargo, reconoce que más allá de lo que pueda exigir el regulador, ofrecer tarjetas de crédito no es simple porque se requiere adecuar e implementar un conjunto de sistemas para evitar fraudes y proteger los datos personales de los usuarios, y este trabajo toma su tiempo. “Al ser un producto nuevo, se requieren cumplir todas las certificaciones”, dice.
Así, comenta que la Caja Piura está trabajando en sus próximas dos tarjetas de crédito, que por su complejidad las esperan lanzar en noviembre de este año. Detalla que una estará dirigida a las pequeñas y medianas empresas (Pymes) para financiar su capital de trabajo, y otra será exclusivamente para consumo.
Intromisión del Congreso
Al ser consultado sobre la oportunidad de la norma, el profesor de la Facultad de Economía y Finanzas de la Universidad del Pacífico, Enrique Castellanos, sostiene a Microfinanzas que está a favor de que las Cajas Municipales emitan tarjetas de crédito.
Sin embargo, le resulta polémico que el Congreso tome decisiones que son de competencia exclusiva de la SBS. “¿Con qué argumentos el Congreso autoriza a las Cajas a emitir tarjetas de crédito?”, cuestiona.
Una posición similar es la del ex jefe de la SBS, Juan José Marthans, quien destaca el aporte de las Cajas Municipales en la tecnología financiera y las microfinanzas del Perú y considera que es necesario crear condiciones homogéneas de competencia entre todos los participantes del mercado financiero; sin embargo, subraya que estas condiciones deben crearse de manera prudente e inteligente.
Opina que existe una falta de prudencia porque no se ha tomado en cuenta que el Perú está saliendo de un problema sociopolítico muy severo.
En el ámbito local, dice que los niveles de actividad económica aún no muestran señales claras de recuperación y, por el lado internacional, la economía sigue siendo materia de volatilidades fuertes.
“En ese entorno de incertidumbre, propiciar a nivel del Poder Legislativo esquemas que puedan afectar la estructura de administración de riesgos de entidades como las Cajas, podría ser lamentable. Es posible que, por hacerles un bien, se les haga un mal”, subraya.
Marthans, quien, en diciembre del 2002, al mando de la SBS, firmó la autorización para que las Cajas Municipales ingresen a áreas geográficas del país distintas de su ámbito de origen, recuerda que esta decisión se tomó para aquellas Cajas que cumplían con cierto estándar y ‘performance’, y no de forma desordenada.
“A las Cajas que denotaban muy buen ‘performance’ económico-financiero, progresivamente se les permitía acceder al mercado limeño. Eso, con los años, llevó a que todas entren a la capital, lo cual está bien. Así, con la misma lógica debe abrirse la posibilidad de trabajar tarjetas de crédito para las Cajas”, comenta.
También critica el criterio establecido por el Congreso de que las Cajas deben contar con activos mayores a 75.000 UIT para emitir tarjetas de crédito, porque solo toma en cuenta el tamaño de las entidades y no su solvencia, la calidad de activos, ni los riesgos operacionales y de mercado que podrían enfrentar como consecuencia de entrar a este mercado, sin mayor evaluación de cada una de ellas.
“Es decir, con esta norma, a las medianas y pequeñas Cajas les estamos diciendo que no pueden entrar al negocio de tarjetas de crédito, pero las grandes sí porque tienen tamaño. ¿Pero tienen capacidad de ‘back office’ para operar apropiadamente estos productos? No se sabe. ¿Se tiene el personal adecuado? No se sabe. ¿Tienen una administración de riesgos idónea en el ámbito crediticio, de mercado y operativo? No se sabe”, advierte.
Para Marthans el procedimiento simplificado de la SBS es el adecuado, no debe ser modificado y el Congreso no debe intervenir en un ambiente técnico, propio de la SBS.
“Lo mejor es reevaluar la idoneidad de esta norma, buscar nuevamente la opinión de la SBS y el Banco Central de Reserva (BCR) y, con ello, optimizar el alcance de la normativa o, en todo caso, postergar o cancelar su ejecutoria”, sentencia.
Cuando el tamaño importa
Para Castellanos un factor que deben tener en cuenta las Cajas Municipales es que, si bien el financiamiento con tarjetas de crédito es un ‘súper’ buen negocio, requiere de escala, con lo cual las entidades deben incluir en su ecuación los altos costos fijos que demanda el producto tarjeta de crédito. “Si no se consigue una participación del 2% o 3% del parque de tarjetas no sale a cuenta”, manifiesta.