(*) Artículo publicado en la edición 226 de la revista Microfinanzas https://statuscomunicaciones.pe/microfinanzas/M226.pdf.
Por Javier Parker Chávez, Director
javier.parker@microfinanzas.pe
Recientemente, se conoció que Perú descendió, por segundo año consecutivo, en el Ranking Mundial del Talento 2024 que elabora el Institute of Management Development (IMD), en colaboración con Centrum PUCP en su capítulo peruano, y que publicamos en esta edición.
Esta tendencia a la baja en la competitividad del talento nacional es consecuencia, según el ranking, principalmente, de la falta de visión de la inversión en educación y la ineficiente formación de competencias clave en la fuerza laboral.
Y, de los tres factores que componen este ranking: Inversión y Desarrollo, Atracción y Preparación, es este último donde Perú ha registrado el mayor retroceso en el presente año.
Entre los 12 componentes que tiene el factor Preparación, están las habilidades financieras, la educación primaria y secundaria, la educación universitaria y la asesoría educacional PISA, entre otros. Así, componen una parte importante del talento que se mide en el ranking, y que es donde más están fallando los peruanos, es decir, en tener una educación de calidad.
Cabe recordar que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) anunció, en junio pasado, los resultados de la competencia financiera de la prueba PISA 2022, que muestran que los estudiantes peruanos de educación básica regular han hecho progresos desde el 2015.
Si bien el avance alcanzado refleja la efectividad de las políticas educativas que se desarrollan en el marco de la Política Nacional de Inclusión Financiera (PNIF), que ejecuta la Comisión Multisectorial (CMIF) respectiva, queda en evidencia la necesidad de seguir mejorando la educación financiera en el país, sobre todo, considerando que los estudiantes peruanos se encuentran por debajo del promedio de los países de la OCDE.
Y es, en este contexto, que algunas leyes aprobadas, o que intenta aprobar el Congreso de la República, no solo ponen en riesgo los avances logrados por Perú en la prueba PISA, sino que también pueden hacer que el país retroceda aún más en rankings como el de Talento que elabora el IMD. Tal es el caso reciente de la ley que nombra excepcionalmente a docentes contratados en educación básica regular, iniciativa que atenta contra la meritocracia en la Carrera Pública Magisterial pues implica el nombramiento automático de cerca de 200 mil docentes contratados.
En lo que respecta a la educación superior, hay propuestas legislativas para que los estudiantes universitarios obtengan el bachillerato automático de forma permanente; mientras que otras buscan otorgar un plazo de dos años para que las universidades asociativas con licencia denegada por la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu), que son nueve, sigan operando mientras subsanan las deficiencias que llevaron al retiro de sus licencias.
No es un secreto que la educación superior se ha convertido en un negocio desde hace algunas décadas, en el que algunas universidades sacrifican la exigencia académica por las ganancias económicas que obtienen de las pensiones; mientras que otras, de dudosa reputación, entregan títulos profesionales o grados académicos a granel.
En las últimas semanas, hemos sido testigos del escandaloso caso de la ‘desaparición de las tesis’ de algunos funcionarios públicos, dejando en evidencia que también habría toda una industria de ‘fabricación de tesis’ para la obtención de títulos profesionales y grados académicos, de maestría, por ejemplo, para viabilizar la contratación y/o el ascenso en puestos de trabajo de la administración pública a personas que no están calificadas para esos cargos.
Todo ello, en su conjunto, configura un escenario en el que se hará más difícil avanzar en los objetivos de mejorar la educación e inclusión financiera, afectando también el crecimiento económico del país y la consiguiente reducción de la pobreza.
En ediciones anteriores de Microfinanzas nos hemos referido, en este editorial, a la importancia de una sólida educación, en especial en temas económicos y financieros, para tomar decisiones correctas de carácter político, por ejemplo, cuando tenemos que elegir a nuestras autoridades locales o nacionales.
Como bien señala Jaime Reusche, vicepresidente del Grupo de Riesgo Soberano de Moody’s, en una entrevista que publicamos en estas páginas, si los peruanos eligen un Gobierno más o menos moderado en las elecciones generales del 2026, podría verse un entorno político de más tranquilidad que genere la suficiente confianza para que lleguen las inversiones extranjeras y se empiecen a acelerar también las domésticas y, con ello, mejoren las mediocres tasas actuales de crecimiento económico.
Sin embargo, la inseguridad ciudadana y la extorsión, así como las economías ilegales que intentan capturar el poder, se han convertido en graves amenazas para la viabilidad del país. La lucha contra esos delitos debe ser implacable como lo fue en su momento la lucha contra el terrorismo. Pero también se debe apostar por una educación de calidad para crecer.