
El S&P 500 volvió a marcar máximos históricos al situarse en torno a los 6,694 puntos, reflejando el impulso de las grandes tecnológicas que siguen dominando el panorama bursátil estadounidense. Nvidia lideró las alzas con una subida superior al 5%, tras anunciar un ambicioso plan de inversión de hasta 100 mil millones de dólares en OpenAI, consolidando su posición como uno de los actores más influyentes en el desarrollo de inteligencia artificial. Apple, por su parte, alcanzó máximos de ocho meses después de recibir un incremento en su precio objetivo, sustentado en las expectativas sólidas de ventas del nuevo iPhone.
El desempeño de estas compañías confirma que el rally tecnológico continúa siendo el motor del mercado. Los inversionistas han mostrado confianza en que la adopción de la inteligencia artificial, junto con la resiliencia del consumo en dispositivos móviles, seguirá generando beneficios extraordinarios para el sector. Además, la entrada de capital hacia estas empresas refuerza la tendencia de concentración en pocos valores que explican gran parte del avance del índice.
La Reserva Federal también ha sido un factor clave en el comportamiento reciente del mercado. El recorte de tasas de interés efectuado este mes impulsó una mayor toma de riesgos y reforzó la percepción de que el ciclo de relajación monetaria favorecerá la actividad económica. Los mercados ahora descuentan al menos dos recortes adicionales de tipos antes de fin de año, lo que ha elevado las expectativas sobre un entorno de financiamiento más barato y atractivo para la inversión.
En este contexto, la atención de los inversores se dirige hacia los próximos discursos del presidente de la Fed, Jerome Powell, así como a la publicación del índice de gastos de consumo personal (PCE), considerado el termómetro de inflación preferido del banco central. Estos datos serán determinantes para calibrar la velocidad y magnitud de futuros ajustes monetarios, así como para confirmar si la estrategia de la Fed logra reducir la inflación sin dañar el crecimiento.
Las proyecciones de las casas de análisis reflejan un clima de optimismo. Goldman Sachs elevó su previsión para el S&P 500 hasta los 7,200 puntos en los próximos 12 meses, respaldando su proyección en el crecimiento sostenido de las ganancias corporativas. De igual forma, RBC Capital se mostró favorable, al estimar que el índice podría superar los 7,100 puntos hacia 2026, argumentando que la historia demuestra un comportamiento alcista cuando los recortes de tasas no están asociados a una recesión.
El optimismo no solo se concentra en los gigantes tecnológicos, sino también en sectores como el consumo discrecional y la energía, que se han beneficiado de la estabilidad económica y de precios relativamente controlados en materias primas. Este panorama sugiere que la expansión del mercado podría diversificarse, reduciendo en parte la dependencia del sector tecnológico, aunque este seguirá siendo el principal motor del crecimiento en el corto plazo.
No obstante, persisten riesgos. La volatilidad geopolítica, los desequilibrios fiscales y la posibilidad de que la inflación muestre repuntes inesperados representan factores de incertidumbre que podrían frenar el ímpetu del mercado. Asimismo, la concentración en un puñado de valores de gran capitalización sigue siendo un punto de atención, dado que cualquier corrección en estos títulos tendría un impacto desproporcionado en el índice.
En conclusión, el S&P 500 consolida un nuevo capítulo en su rally histórico, apoyado en el dinamismo del sector tecnológico y en un entorno monetario más favorable. Con los inversionistas a la espera de señales adicionales de la Reserva Federal y de los datos de inflación, el optimismo predomina, reforzado por las revisiones alcistas de las principales firmas de inversión. Sin embargo, el camino hacia los 7,200 puntos dependerá de que se mantenga el equilibrio entre crecimiento económico, control inflacionario y estabilidad global, factores que definirán si este ciclo alcista logra sostenerse en el mediano plazo