(*) Artículo publicado en la edición 225 de la revista Microfinanzas https://statuscomunicaciones.pe/microfinanzas/M225.pdf.
Por Javier Parker Chávez, Director
javier.parker@microfinanzas.pe
Después de 5 años, la asociación inPERÚ volvió con gran expectativa a Nueva York, el centro financiero mundial, posición que ocupa junto con Londres, para la presentación ante inversionistas internacionales de su XVII Road Show con el objetivo de promocionar al país como un destino seguro para las inversiones en instrumentos de financiamiento.
Dicho evento, que se realizó del 3 al 5 de septiembre y al que asistió Microfinanzas para brindarles la amplia cobertura que encontrarán en esta edición, contó con la participación de más de 50 representantes de los sectores público y privado peruanos.
El retorno de la asociación inPERÚ a Nueva York fue muy auspicioso porque se produjo en un contexto en el que la economía peruana puede exhibir una recuperación en el primer semestre del presente año, luego de la caída de 0,55% que tuvo en el 2023; además de una inflación que ha retornado al medio del rango meta del Banco Central de Reserva (BCR), entre otros datos positivos.
Igualmente, el gerente central de Estudios Económicos del BCR, Adrián Armas Rivas, destacó en Nueva York que, después de tres años, los indicadores de expectativas de los empresarios son positivos, hecho que tiene una correlación alta con el crecimiento de las inversiones y del Producto Bruto Interno (PBI); aunque todavía se encuentran en un equilibrio frágil, como bien advierte el BBVA Research en un artículo también publicado en esta edición de Microfinanzas.
Además, los integrantes de la delegación peruana de inPERÚ compartieron el entusiasmo que existe en el país por la pronta entrada en operaciones de obras emblemáticas de infraestructura, como el nuevo aeropuerto internacional Jorge Chávez y el megapuerto de Chancay; así como la amplísima cartera de proyectos de inversión en diferentes sectores.
Cabe señalar que el Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP) de la Cámara de Comercio de Lima (CCL) ha contabilizado en 1.652 los proyectos con los que cuenta el país al presente año, los cuales demandarán una inversión calculada en US$194.396 millones si se pudieran concretar.
Pero ¿cuál fue la mayor preocupación que expresaron los inversionistas que participaron en las reuniones convocadas por inPERÚ?: Fue Petroperú. No solo lo admitieron los tenedores de los bonos que ha emitido la petrolera estatal a nivel internacional, sino también los que ven al déficit fiscal como una amenaza para la estabilidad económica de Perú.
El Gobierno se ha comprometido a que este año el déficit fiscal no exceda el 2,8% del PBI, pero si incumple esta meta pondría en riesgo la calificación crediticia de grado de inversión que aún ostenta el país pese a las rebajas que ha tenido en los últimos años precisamente por la desaceleración de la economía en medio y, también como consecuencia, de una inestabilidad y grave crisis política recurrente.
La pérdida del grado de inversión traería graves consecuencias porque la respuesta que daría el mercado ante el mayor riesgo que les representaría Perú, sería un alza en las tasas de interés con las que se financia el Gobierno para cubrir el mencionado déficit y las obras de infraestructura que realiza; las empresas también sufrirían con mayores tasas para realizar sus inversiones, incluyendo las de infraestructura que tanto necesita el país y que generan tanto empleo; así como también las tasas de los préstamos que toman las personas, por ejemplo, cuando compran una vivienda mediante un crédito hipotecario.
Pero el éxito logrado durante el Road Show inPERÚ, que demandó tanto esfuerzo, y las auspiciosas expectativas generadas en torno al futuro de la economía peruana, se han visto gravemente contaminados por la renuncia unánime del directorio de Petroperú ante la falta de decisión del Gobierno de Dina Boluarte Zegarra para resolver la grave situación financiera de la empresa estatal bajo criterios estrictamente técnicos.
Este hecho ha generado un rechazo masivo de todos los sectores que entienden perfectamente el grave perjuicio que significa para el país que se sigan drenando recursos del fisco, que no se tienen por lo que implican un mayor endeudamiento público, y que se dejen de usar estos recursos en beneficio de la población más necesitada para que pueda salir de la pobreza.
Sostener financieramente en forma indefinida a Petroperú, sin ningún compromiso de cambios organizacionales viables que permitan hacerla eficiente, solo seguirá incrementando los costos que estamos asumiendo todos los peruanos, que desde el 2017 suman más de US$5.800 millones, como consecuencia de decisiones tomadas con criterios políticos erróneos.
De este costo, y del que representa las pérdidas de oportunidades de crecimiento económico, de generación de empleo y de reducción de la pobreza, se tienen que hacer responsables los que tomaron esas decisiones equivocadas, y los que las sigan tomando en el futuro.