(*) Artículo publicado en la edición 221 de la revista Microfinanzas https://statuscomunicaciones.pe/microfinanzas/M221.pdf.
La inactividad del Estado, la crisis económica y política, la caída de la inversión privada, los fenómenos naturales, las protestas sociales, la pandemia, entre otros factores, fueron determinantes para que las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) –que representan al 99,4% del total de empresas formales en el país- terminen el año 2023 con saldo negativo.
El informe de Demografía Empresarial del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), publicado en el tercer trimestre del año pasado, muestra que se han cerrado más de 144 mil empresas, cifra nunca registrada. Y, aunque en este mismo tiempo se han creado 75.000 nuevas empresas, la disminución neta, a nivel nacional, es de más de 69.000.
Según la Cámara de Comercio de Lima (CCL), el 85% de la fuerza laboral en el país es generada por estas empresas, brindando oportunidades laborales a una gran cantidad de peruanos. Sin embargo, pese a su importancia, la dificultad de estas compañías para acceder a financiamiento se ha convertido en un obstáculo que limita su crecimiento y desarrollo.
Muchas tienen un gran potencial, ideas innovadoras y proyectos ambiciosos, pero se ven frenadas por la falta de apoyo financiero en la banca tradicional.
La CCL señaló que este sector concentró el 24% de los préstamos que otorga el sistema financiero al sector empresarial, equivalente a S/248.240 millones, monto que evidencia un crecimiento de solo 1,8% respecto al mismo periodo del 2023. Es decir, la penetración de las Mipymes en el sistema financiero es baja.
Una de las principales dificultades que enfrentan las Mipymes para acceder a créditos en la banca tradicional es la falta de aval. De hecho, esto responde a que los bancos y entidades financieras tradicionales suelen requerir garantías tangibles y una larga historia crediticia para otorgar préstamos.
Este es un desafío para muchas Mipymes, dado que carecen de activos importantes o no han tenido la oportunidad de construir un historial crediticio sólido por el tiempo que vienen operando.
Según la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), en el Perú existen aproximadamente 15 entidades financieras, de las cuales 5 son cautivas, aquellas que proporcionan opciones de financiamiento especializadas para respaldar las ventas de bienes y servicios ofrecidos por sus empresas matrices.
Es alentador ver cómo las financieras cautivas han crecido rápidamente y han demostrado ser una solución viable y atractiva. Uno de los ejemplos de financieras cautivas es Scania Finance, tomando en cuenta que el transporte pesado juega un papel fundamental en el desarrollo económico del país. El 80% de la economía peruana se mueve por transporte pesado por lo que resulta importante el enfoque hacia las Mipymes que requieren acceder a un financiamiento personalizado, para adquirir un producto que les permita lograr negocios más sostenibles en el tiempo.
Scania Finance basa su propuesta de valor en atributos clave como el conocimiento del cliente y del sector, flexibilidad de pago, soluciones de apalancamiento y tiempos de respuesta óptimos; generando soluciones integrales robustas atractivas para el segmento, contribuyendo con la operatividad y la construcción de patrimonio en dicho sector.
Tal como ocurre con Scania Finance, es fundamental promover la creación y el crecimiento de mecanismos financieros que se adapten a las necesidades de Mipymes orientadas a servicios, comercios y manufacturas. Iniciativas como esta, toman valor porque facilitan y permiten el acceso al crédito a este sector empresarial que genera el 61% de empleos en el Perú, aportando el 25% al Producto Bruto Interno (PBI).