La autoconstrucción y la industria del cemento muestran signos de debilitamiento, reflejando la difícil situación en la que se encuentra la inversión privada en el país. Recuperar la confianza empresarial es clave para revertir la complicada situación tras la caída de 8,3% que tuvo esta inversión en el segundo trimestre.
En medio de un entorno persistente de baja confianza empresarial y alta incertidumbre, la inversión privada acumuló, a junio del presente año, 4 trimestres consecutivos de caída. La inversión minera sigue sin recuperarse, mientras que las inversiones en otros sectores, como era de esperarse, se contagiaron y también muestran caídas o crecimiento nulo.
De no revertirse este bajo desempeño, las perspectivas de recuperación de las condiciones de vida de la población peruana seguirán siendo limitadas, o podrían empeorarse, considerando que, en los próximos meses, se esperan estragos por el Fenómeno de El Niño (FEN).
Radiografía
Recientemente, el Banco Central de Reserva (BCR) anunció que la inversión privada se redujo 8,3% interanual en el segundo trimestre del año, acumulando 4 trimestres consecutivos de caída. En el periodo se observó tanto una contracción en términos reales de la inversión minera (-22,5%), como de la inversión proveniente de otros sectores (-6,6%).
Este resultado se atribuye al bajo nivel de la confianza empresarial afectada por los conflictos sociales y eventos climáticos adversos, y la pérdida del impulso de la autoconstrucción, indicó el BCR.
Precisamente, la menor ejecución de proyectos no mineros explica aproximadamente el 80% de la caída de la inversión privada, motivado por el menor dinamismo en el gasto de autoconstrucción.
“La autoconstrucción se refiere a todas las compras de materiales de construcción que realizan las personas en negocios formales e, incluso, el gasto en que incurren para pagar a un tercero para que realice la obra”, precisó Jubitza Franciskovic Ingunza, directora de la carrera de Economía y Negocios Internacionales de la Universidad ESAN.
En base a información del BCR, Franciskovic estimó que, en el segundo trimestre del año, el peso de la autoconstrucción representó el 13,28% del total de la inversión privada. La diferencia la explican adquisición de terrenos (22,01%), equipamiento (25,05%) e infraestructura (39,66%).
“La autoconstrucción tiene un peso importante dentro de la inversión privada. Es una actividad relevante para la economía y ahora con la caída de la inversión en sectores importantes como la minería, se ve su peso”, comentó.
Cemento
Otro indicador que también refleja la caída del sector construcción (incluye autoconstrucción) es el despacho de cemento. Según la Asociación de Productores de Cemento (Asocem), en junio el despacho nacional de cemento fue de 974.000 TM (toneladas métricas), 13% menos respecto a junio del 2022, y entre julio del 2022 y junio del 2023 la disminución fue de 8%.
Si bien en julio del 2023 el volumen de despachos de cemento fue mayor que el mes previo y alcanzó 1’013.000 TM, al compararlo con similar mes del año pasado se aprecia una caída de 6%.
Similar panorama presenta la producción de cemento que cayó 13% interanual en junio. Por su parte, en el mismo mes la demanda de energía de las empresas asociadas al sistema eléctrico tuvo una caída de 12%, lo que evidencia el menor dinamismo del sector empresarial.
La tendencia negativa continuó en julio, la producción de cemento cayó 9% interanual, mientras que la demanda de energía de las empresas asociadas al sistema eléctrico tuvo una caída de 25%.
Mientras que la producción de electricidad ha tenido un comportamiento errático en los últimos meses, en junio creció 4,88%, julio 2,31% y agosto 3,76% interanual, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
El desplome de la inversión minera continuó en el segundo trimestre al sumar US$1.059 millones, monto inferior a los US$1.313 millones registrados en el segundo trimestre del año previo.
La menor inversión se presentó en todos los rubros, aunque principalmente en infraestructura, planta beneficio y desarrollo y preparación.
En cuanto al empleo, el sector minero ha registrado más de un año de caída sostenida, mientras que el sector de la construcción también muestra signos de debilitamiento en el empleo. Estos indicadores reflejan la difícil situación en la que se encuentra la inversión privada en Perú.
Por su parte, luego de caer 1,2% en el primer trimestre, la inversión pública creció 3,1% en el segundo trimestre, aunque evidentemente su tibio avance es insuficiente para dinamizar la economía.
Factores
Víctor Fuentes Campos, economista jefe del Instituto Peruano de Economía (IPE), atribuyó la caída de la inversión privada a 3 factores principales. En primer lugar, el fuerte clima de conflictividad social que ha prevalecido en el país ha alcanzado niveles preocupantes y afectado negativamente a las perspectivas de inversión.
En segundo lugar, la presencia de shocks imprevisibles, como eventos climatológicos adversos y el impacto del ciclón Yaku. Estos factores han contribuido al deterioro de las expectativas de inversión. Por último, menciona el complicado escenario político marcado por la polarización y las consecuencias del desgobierno de Pedro Castillo.
Por su parte, Franciskovic consideró que la caída de la inversión privada se debe a la disminución de los proyectos de infraestructura, un área en la que el sector privado suele estar activo. La incertidumbre política y los eventos que la rodean, tanto a nivel local como internacional, han generado un clima poco propicio para la inversión en infraestructura y telecomunicaciones.
A esto se suma que la falta de estabilidad política asusta a los inversores nacionales e internacionales, quienes buscan entornos seguros para invertir su capital. “La inflación también es un factor para considerar, ya que afecta directamente el gasto privado de las personas. El aumento en los precios de productos básicos, como el limón, ejerce presión sobre la capacidad adquisitiva de la población, lo que a su vez influye en la inversión privada”, subrayó.
Perspectivas
Los últimos indicadores anticipan un segundo semestre negativo para la inversión privada. Según estimaciones del IPE, cerrará el año con una caída de 7,5%.
“En el mediano y largo plazo, la inversión privada en Perú enfrenta desafíos adicionales. Se deben cerrar brechas sociales y mejorar la productividad para que los impuestos generados por el sector privado se traduzcan en bienestar para la población. Esto implica reformas laborales y un enfoque en la productividad a largo plazo”, consideró Fuentes.
Mirando hacia el futuro, las perspectivas para la inversión privada en Perú siguen siendo inciertas. Se espera que el crecimiento económico para el 2023 sea inferior a 1%, lo que dificulta la reducción de la pobreza. Además, el FEN global podría representar un riesgo significativo en el mediano plazo, afectando a diversas industrias y categorías de inversión.
“El aumento de la inversión privada conlleva al aumento del empleo en el Perú. Sin inversión privada no hay empleo sostenible, y sin aumento en el empleo no hay disminución de la pobreza”, resaltó.
Ministro optimista
En contraparte, el ministro de Economía y Finanzas, Alex Contreras Miranda, reconoció que las estimaciones oficiales sobre el stock de inversiones privadas en el 2023 se han revisado a la baja, con una caída esperada en términos reales de 4,5%. A pesar de este retroceso, destacó que este año se proyecta una inversión nominal de US$52.000 millones, una cifra significativamente superior a la inversión privada total en el período previo a la pandemia de la COVID-19.
Otro aspecto que, afirmó, es alentador, es la mejora en las expectativas de inversión de los agentes económicos a 12 meses, las cuales se sitúan en el tramo optimista.
Aunque las expectativas a corto plazo (3 meses) aún se mantienen en el tramo pesimista, están en proceso de mejora y se ubican en su nivel más alto de los últimos 2 años. “Estas mejoras en las perspectivas son un indicio positivo de cara a la reactivación de la inversión privada en el país”, dijo.
El ministro no pasó por alto el aumento en las adjudicaciones de Asociaciones Público-Privadas (APP), que han alcanzado los US$1.341 millones, entre enero y agosto del presente año.
“Esta suma es 15 veces mayor que lo adjudicado en los últimos 4 años, lo que refleja un creciente interés por invertir en proyectos de colaboración público-privada. Además, se anunciaron más de US$12.500 millones en inversiones mineras (según la cartera de proyectos del Gobierno a desarrollarse hasta el año 2027), un sector crucial para la economía peruana”, aseguró.
Riesgos
Al respecto, Franciskovic recordó que el Gobierno tiene un papel fundamental en la recuperación de la confianza empresarial. El incumplimiento de promesas y la falta de estabilidad en la gestión gubernamental afectan negativamente la percepción sobre las autoridades y su capacidad para mantener un entorno propicio para la inversión.
“Para revitalizar la inversión privada, es esencial restaurar la confianza empresarial y garantizar un clima político y económico estable. Cumplir con las promesas y tomar medidas para fomentar la inversión en infraestructura y otros sectores estratégicos será clave para impulsar la recuperación económica en Perú”, dijo.
Para abordar esta crisis económica, el Gobierno peruano ha anunciado una serie de medidas destinadas a impulsar la economía y apoyar a las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes).
Sin embargo, Fuentes advirtió que estas medidas deben ser respaldadas por una postura gubernamental sólida y una implementación efectiva. La confianza es clave en el corto plazo y se requieren acciones concretas para recuperarla.