El oro recuperó sus pérdidas anteriores el martes, manteniéndose por encima de los 3800 dólares estadounidenses por onza tras caer durante la sesión de Londres. La recuperación reflejó un amplio movimiento hacia activos defensivos, con la caída de los rendimientos de los bonos del Tesoro de EE. UU. en todos los vencimientos y el fortalecimiento del yen japonés frente a las principales divisas, ya que los inversores buscaron activos refugio tradicionales.
El contexto político en Washington sigue siendo un factor clave. A menos de 24 horas de un posible cierre del Gobierno, las negociaciones entre el presidente Donald Trump y los líderes del Congreso siguen estancadas. Una interrupción de la financiación aumentaría la aversión al riesgo, lo que reforzaría la demanda de activos refugio.
- Para las divisas de los mercados emergentes, las perspectivas podrían ser más precarias. Aunque el peso mexicano y sus homólogos se han mantenido estables hasta ahora, la aversión al riesgo sostenida podría desencadenar una presión vendedora si persiste el estancamiento político en EE. UU.
A largo plazo, las expectativas de que la Reserva Federal continúe con su política de flexibilización y las entradas constantes de fondos cotizados (ETF) respaldan los argumentos estructurales a favor del oro. Las compras de los bancos centrales también siguen siendo un pilar de la demanda, ya que ayudan a compensar la recogida de beneficios a corto plazo y garantizan que el oro mantenga su atractivo como cobertura frente a la incertidumbre política y normativa.
- Las tensiones geopolíticas en Oriente Medio y Europa del Este añaden otro factor de apoyo, manteniendo el metal cerca de máximos históricos.