(*) Artículo publicado en la edición 210 de la revista Microfinanzas https://statuscomunicaciones.pe/microfinanzas/M220.pdf.
Por Javier Parker Chávez
javier.parker@microfinanzas.pe
Después de que el BBVA Research diera la alerta, hace unos dos meses, acerca del incremento de la pobreza en el Perú el año pasado, y de que el Banco Mundial, en un informe sobre la pobreza y equidad en el país, concluyera que la incertidumbre política retrasó la recuperación económica y las reformas necesarias para mejorar el empleo e inversión, ambas informaciones ampliamente desarrolladas en las dos ediciones previas de Microfinanzas; el INEI publicó su esperado informe sobre la pobreza monetaria que confirma lo que muchos temíamos desde hacía varios años: que la pobreza iba a comenzar a aumentar nuevamente en el Perú.
Hoy ya sabemos, según el informe del INEI que presentamos en esta edición, que 628 mil peruanos cayeron en la pobreza en el 2022, la cual se elevó hasta el 27,5% de la población. Y los responsables de que ahora en el Perú haya más pobres, y de que este año aumenten aún más, tienen nombre y apellido.
Este es el resultado de años en los que el Perú ha sufrido atentados, deliberadamente planificados y ejecutados, en contra de la inversión privada, los cuales, en su mayoría, fueron enmascarados como ‘demandas sociales’ o usando falsos argumentos de protección al medioambiente, pese a que todas las instancias oficiales y especializadas garantizaban su protección.
Para obtener sus objetivos, los promotores de estos ataques a la inversión privada no tuvieron ni tienen reparos en usar la violencia, esa que por tantos años han ejercido con total impunidad bajo el deformado concepto del ‘derecho a la protesta’. Precisamente, la Corte Suprema emitió hace unos días una sentencia que determina que las protestas no deben transgredir derechos fundamentales de terceros ajenos al conflicto social, como la vida, la integridad personal, la seguridad pública, el libre tránsito o la propiedad.
Es decir, los derechos constitucionales de todo ciudadano peruano y que olvidan muy oportunamente los cómplices intelectuales, defensores de oportunidad, de aquellos que cometen todo tipo de actos violentos y delictivos bajo el argumento del ‘derecho a la protesta’.
Es más, por si a alguien todavía le quedaban dudas, el Poder Judicial ratificó que es inconstitucional si un manifestante ejerce violencia contra las personas o las cosas y, específicamente, la toma de carreteras, vías o espacios de infraestructura de transportes públicos o privados. Todos delitos que han cometido los enemigos de la inversión privada.
El incremento de la pobreza también es el resultado de la grave corrupción que sufre el Perú desde hace décadas, y cuyo peor ejemplo lo tenemos en el caso Odebrecht que, todo indica, va también camino a la impunidad.
Lamentablemente, tras los cuantiosos ingresos fiscales que trajo el gran crecimiento económico del Perú, llegaron al poder, ya sea por elección o designación a los gobiernos nacional, regionales y locales, toda clase de mafiosos que vieron la oportunidad, en complicidad con corruptos empresarios, de saquear las arcas públicas.
Y, por si no fuera poco, en los últimos años los ciudadanos peruanos también eligieron opciones políticas polarizantes, populistas y demagógicas, a sabiendas de que eran hostiles a la inversión privada.
Recientemente, el Banco Central de Reserva (BCR) informó que la inversión privada, es decir, el principal motor del crecimiento económico del país, de la generación de empleo y, como consecuencia, de la reducción de la pobreza, cayó 12% en el primer trimestre del presente año, luego de haberlo hecho en 0,4% en todo el 2022. Ahí están las consecuencias.
Y cuando hablamos de inversión privada no solo nos referimos a la gran inversión, sino también a la ‘microinversión’, aquella en la que el sector microfinanciero, representado por las Cajas Municipales y otras entidades financieras, es el gran protagonista a través de su asesoría y de los créditos que otorga a los emprendedores.
La gran inversión mueve a la economía impulsando a la ‘microinversión’, incrementando las oportunidades para la micro y pequeña empresa (MYPE), para los emprendedores. Cuando se ataca a la gran inversión, se ataca a la ‘microinversión’, se daña a la MYPE y a los emprendedores. No debemos olvidar esto.
Si queremos retomar el sendero de la inversión privada, debemos rechazar el del extremismo y de la intransigencia política. También debemos rechazar el sendero del populismo y el de la demagogia antiinversión, que busca enemigos donde no los hay solamente con el fin de obtener algún beneficio político, sin importar el daño que causa a los más pobres.
Ni el sector público ni el privado pueden continuar en esta parálisis y desconfianza que han puesto a la inversión privada, tras años de ataques directos en su contra, escándalos de corrupción y de inestabilidad política, en retroceso. Urge revertir esta tendencia negativa si queremos retomar la reducción de la pobreza.
Caja Cusco se alista para recibir a los participantes del Seminario Internacional de Microfinanzas (SIM) 2023, el mayor evento del sector microfinanciero del país. Bajo el lema “Innovación, Tecnología y Sostenibilidad, pilares para el crecimiento estratégico”, los principales protagonistas de las microfinanzas nacionales tendrán un espacio de reflexión y análisis para apoyar el crecimiento sostenible de sus organizaciones.
Desde Microfinanzas hacemos votos por el éxito de este gran evento anual de la FEPCMAC y les presentamos esta edición especial impresa de la revista, con motivo del SIM 2023, que analiza el presente y el futuro de las microfinanzas y de sus principales protagonistas en el Perú.