“La adopción de tecnologías digitales no solo mejora la rentabilidad, sino que también aumenta la confianza de los clientes al protegerlos de posibles ciber-riesgos”.
(*) Artículo publicado en la edición 229 de la revista Microfinanzas https://statuscomunicaciones.pe/microfinanzas/M229.pdf.
En los últimos 18 años (2010-2024), se ha observado un aumento en la supervisión de la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), la cual actúa conforme a la ley para proteger los depósitos del público y garantizar la solidez del sistema financiero. Este enfoque ha fortalecido el sistema de microfinanzas, particularmente el Sistema de Cajas Municipales, que, hasta 2006, estaba compuesto por 13 entidades.
A lo largo de más de 40 años, tres de estas cajas (Chincha, Pisco y Sullana) tuvieron que salir del mercado entre 2006 y 2024, siendo respaldadas por el Fondo de Seguros de Depósitos, lo que permitió la recuperación total de los ahorros de sus clientes.
Este fenómeno no ha sido exclusivo de las Cajas Municipales, ya que entre 1997 y 1999, siete Cajas Rurales fueron intervenidas por la SBS. Además, a finales de 1997, el sistema bancario peruano contaba con 25 bancos, cifra que se redujo a 11 en 2006 debido a intervenciones de la SBS, fusiones y retiradas del mercado. Entre los bancos intervenidos se encuentran entidades importantes como Banco República, Banex y Serbanco.
El Banco Nuevo Mundo, NBK Bank y Banco Latino fueron sometidos a un Régimen Especial Transitorio para evitar la desvalorización de sus activos. La SBS, a través de subastas públicas, permitió la transferencia de los activos a bancos solventes para proteger los ahorros de los depositantes y mitigar riesgos sistémicos. Este tipo de medidas también se ha aplicado en los últimos 10 años a microfinancieras como Caja Chincha, Caja Pisco, Caja Rural Señor de Luren, Financiera TFC, Caja Sullana y Financiera CredInka, sin que se haya generado un riesgo sistémico.
En estos casos, la SBS implementó el Régimen Especial Transitorio en entidades como la Caja Rural Señor de Luren, Caja Sullana y Financiera CredInka, transfiriendo sus activos y pasivos a instituciones de reconocida solvencia, como las Cajas Arequipa y Piura, para salvaguardar los intereses de los depositantes. Este tipo de intervenciones pone en evidencia que no todos los problemas de las microfinancieras son producto de factores macroeconómicos, sino también de deficiencias en la gestión interna y en la toma de decisiones de sus directivas.
Las resoluciones emitidas por la SBS para las intervenciones destacan no solo factores externos que impactaron en la disminución de los patrimonios de las instituciones, sino también fallas en la gestión que justificaron las medidas de intervención. Este contexto refuerza la importancia de fortalecer la gobernanza y la gestión de riesgos en las microfinancieras.
Es necesario reflexionar sobre la situación del sistema de microfinanzas, centrándose en mejorar la gestión del riesgo de crédito y fortalecer los patrimonios de las instituciones para garantizar su sostenibilidad a largo plazo. El Perú necesita un sistema financiero sólido, con instituciones que jueguen un papel clave en el desarrollo del país. La SBS, como ente supervisor, debe continuar velando por la protección de los ahorros y la estabilidad del sistema financiero, pero no debe ser responsable de gestionar los riesgos ni promover fusiones o adquisiciones. Su función es garantizar la legalidad y supervisar el cumplimiento de las normativas, no gobernar el mercado.
El sistema financiero peruano es altamente regulado, competitivo e innovador, con un uso creciente de tecnologías digitales. Las microfinancieras deben adaptarse a estos cambios para asegurar su viabilidad y contribuir al cierre de las brechas de inclusión financiera en el país. La presión regulatoria también impulsa la necesidad de mejorar la idoneidad directiva y gerencial y de implementar las normativas de Basilea III.
Estamos en una era de transformación digital, donde la adaptación tecnológica es crucial para la competitividad de las microfinancieras. La adopción de tecnologías digitales no solo mejora la rentabilidad, sino que también aumenta la confianza de los clientes al protegerlos de posibles ciber-riesgos. Es esencial implementar modelos de negocios que aprovechen las economías de escala y se adapten a las necesidades del sector.