UNA MIRADA A LAS CRIPTOMONEDAS

Escrito por César Martinez. Publicado en Febrero-2018

Imagine que en julio de 2010 usted compra un Bitcoin (BTC) a US$ 0.06, y luego decide venderlo en diciembre del 2017. Esta sola transacción habría significado una inversión con un retorno mayor a 32,000,000%. Interesante compra. ¿Verdad? Sin ir tan al pasado, imagine que a inicios del 2017 tomó la decisión de comprar Ripple (XRP). En un año, el valor de esta moneda virtual se incrementó en 64,000%.

Este nuevo concepto de las criptomonedas está en boca de todo el mundo. Sin embargo, ¿Qué son? ¿Cuántas hay? ¿Existe una explicación económica para el crecimiento exorbitante de su valor? Y, probablemente, la pregunta más importante ante esta clase de cifras es: ¿Cuál es el riesgo?

CRIPTOMONEDAS, ¿QUÉ SON?

Es necesario aclarar ciertos conceptos relacionados entre sí: criptomoneda, Bitcoin y Blockchain. Bitlicense, la primera licencia para el funcionamiento de monedas virtuales emitido por el Estado de Nueva York, definió a las monedas virtuales como “cualquier tipo de unidad digital, creada u obtenida mediante el cálculo matemático, cuyo sistema está basado en internet y que se utiliza como un medio de cambio o una forma de valor digitalmente almacenado”. Una criptomoneda es una moneda virtual basada en la criptografía para su seguridad. Y la más conocida, por ser la primera y la de mayor capitalización de mercado, es Bitcoin.

Bitcoin, de acuerdo con las especificaciones en su documentación técnica, surgió en el 2009 con el objetivo de crear un sistema de pago en línea con dinero electrónico, bajo el esquema de redes de pares. Es decir, una transacción de manera directa y sin necesidad de intermediarios financieros.

Anteriormente, existieron intentos de desarrollar esta clase de tecnología, pero no tuvieron éxito. Los principales problemas estuvieron relacionados al “doble gasto” (no había forma de comprobar si una moneda con determinado código era usada más de una vez) y a la desconfianza que generaba la ausencia de un tercero verificador/validador, que en transacciones normales es una institución financiera.

BLOCKCHAIN, SOLUCIÓN A LA DESCONFIANZA, Y EL MINADO DE BITCOINS

Las criptomonedas basan su existencia en una especie de hoja de cálculo global o “libro mayor”, donde se registran todas las transacciones, llamado “Blockchain”. Y es que las huellas de todas y cada una de las transacciones que se realizan se van acumulando en bloques, y éstos se van entrelazando entre sí, formando una gran “cadena de bloques”.

Las principales ventajas de la tecnología Blockchain es que es verificable (y por ende confiable) y descentralizado. Para entender la tecnología detrás, sería bueno compararlo con la construcción de un rascacielos hecho con bloques. Uno va agregando bloques encima de otros previamente colocados, de forma que el nuevo está “conectado” al anterior, y así sucesivamente hasta el primero (bloque génesis).

Supondremos aquí que se puede acceder a este rascacielos desde cualquier lugar de forma inmediata. Cada bloque de este edificio es verdadero y verificable por todo aquel que eche un vistazo al edificio. Para alterar uno de ellos, sin que nadie lo note, se debería cambiar la memoria de todas las personas que han verificado previamente ese bloque en el edificio. Y no solo eso, sino que deberían repetir lo anterior para todos los otros bloques que están entrelazados con el bloque que está siendo alterado.

Ahora imagine que cada bloque es un almacén de información y que registra transacciones con códigos inscritos. Tras acopiar cierta cantidad de datos, se crea un bloque nuevo que debe agregarse a la cadena. Para lograr incorporarlo a la “Blockchain”, se pide resolver un algoritmo basado en la criptografía, el cual puede ser solucionado con computadoras con elevada capacidad de procesamiento. Este proceso de unión de bloques se le conoce como “minado” (mining). Muchas computadoras conectadas en línea compiten entre sí para descrifrar el algoritmo, y la primera computadora en lograrlo une el bloque a la cadena y el “minero” recibe un pago en Bitcoins.

La razón de ser de la recompensa recibida es que el minero contribuye con el funcionamiento de la moneda misma y además le garantiza a Blockchain ser una plataforma “descentralizada” de recopilación o almacenamiento de información.

Actualmente existen, de acuerdo con Coin Market Cap, una cantidad de monedas alternativas al Bitcoin que sobrepasa las 1,500. Basadas en tecnología blockchain, tienen diferentes características y distintos objetivos. Algunos ejemplos son Ether (ETH) y XRP, las dos con mayor capitalización de mercado detrás de Bitcoin. Estas monedas pertenecen a Ethereum y a Ripple respectivamente, empresas con propósitos distintos a los de Bitcoin.

La primera está enfocada en una plataforma Blockchain descentralizada de contratos inteligentes, mientras que la segunda, se basa en una red virtual de pagos online con tecnología Blockchain, que asegura transacciones globales de manera casi instantánea (2 segundos) y segura. Cada empresa que crea su criptomoneda tiene una visión distinta de lo que puede llegar a hacer a través de sus innovaciones tecnológicas. Así, este proceso constituye un mundo en desarrollo y que puede tener influencias de gran envergadura en la forma en que se realicen transacciones o se inicien negocios en un futuro cada vez más cercano.

FLUCTUACIONES RECIENTES

Si bien las criptomonedas han tenido una tendencia al alza, este último mes de enero la caída en el valor de las principales ha sido rotunda. Así, el precio del Bitcoin descendió de US$ 19,926 (pico histórico) a US$ 6,111 del 17-dic-17 al 04-feb-18. Esto representa una caída de casi 70% en poco más de un mes.

UNO SE PREGUNTA ¿A QUÉ SE DEBE TANTA VOLATILIDAD? BÁSICAMENTE, A REGULACIONES IMPUESTAS EN ALGUNOS PAÍSES PARA LIMITAR SU EXPANSIÓN Y USO, Y A COMENTARIOS NEGATIVOS DE PERSONAS INFLUYENTES. ENTONCES, NACE UNA NUEVA PREGUNTA: ¿POR QUÉ TANTA PREOCUPACIÓN?

Resulta que por la misma naturaleza del Bitcoin, descentralizada, ningún organismo tercero (centralizado) puede autorizar o rechazar las transacciones realizadas. Y al ser una gigantesca red de pares (peer-to-peer o P2P) en donde no necesariamente se requiere una identificación completa para operar, sino que basta con un seudónimo, ello le da confidencialidad casi absoluta a cada transacción. De acuerdo con Joseph Stiglitz, premio Nobel de economía y ex economista jefe en el Banco Mundial, es una herramienta muy utilizada para el lavado de dinero, financiamiento de actividades ilícitas y evasiones fiscales. Esta versión es respaldada por Christine Lagarde, presidenta del FMI, quien asegura que es un terreno donde se necesita regulación internacional y supervisión apropiada.

En efecto, los intentos de regulación por parte de gobiernos como China han causado gran impacto en el valor de las criptomonedas. Ya en una ocasión previa, cuando el gobierno comunicó la decisión de forzar el cierre de plataformas de negociación de estas monedas (cryptocurrency exchanges) en el gigante asiático (entre ellos: BTCC, OkCoin and Houbi), unos días después de prohibir los ICO (emisiones iniciales de criptomonedas o Inicial Coin Offering) en septiembre de 2017, Bitcoin se desplomó de US$ 4,900 a US$ 3,022, lo que representa una caída de más de 35%.

Su retroceso más reciente también fue a causa de nuevos intentos de regulación en países asiáticos, donde se prohíbe en su totalidad el acceso a sitios web relacionados a las criptomonedas. Asimismo, comentarios como el del multimillonario Warren Buffet, quien les presagió un “mal final”, han tenido un impacto negativo en su precio.

Como se puede ver, la altísima volatilidad en los precios de estos activos se relaciona a una característica que es su principal fortaleza y a la vez su mayor debilidad: la ausencia de un tercer validador de confianza, ya sea un banco central, un gobierno o una entidad fuerte. Si bien estas características permiten que las transacciones sean más baratas (sin cobro de comisiones ni uso de la infraestructura propia de sistemas de pago tradicionales) y rápidas, a la vez impide que estas monedas cuenten con algún respaldo para su valor.

Otros ejemplos que ilustran la volatilidad de estos cripto-activos son Ethereum (ETH) y Ripple (XRP). Bitcoin, al ser la moneda virtual más popular y de mayor capitalización, tiene un gran impacto en la confianza de los agentes en el sistema financiero, de modo que una caída fuerte en el precio de esta criptomoneda se traduce en desplomes de magnitudes similares en las otras de menor valor. ETH tuvo una caída en su precio de casi 60% en los últimos meses, que en términos monetarios es de US$ 1,422 a US$ 593 la unidad. De la misma manera, Ripple tuvo una caída de más de 80%, o en términos monetarios de US$ 3.81 a US$ 0.6 la unidad.

No obstante, el mes de febrero se muestra como un mes de recuperación de los precios de las criptomonedas tras la intensa caída. Al cierre de la presente edición (14-feb), Bitcoin había aumentado su precio de nuevo a cerca de US$ 9,400, lo cual representa un aumento de más de 45% respecto al mínimo reportado a inicios de mes. De la misma manera, ETH y Ripple incrementaron sus precios en más de 100% en el mismo lapso, y otras monedas digitales también están teniendo una recuperación tras una fuerte caída. Esto no hace más que recalcar que el precio de estos activos está guiado básicamente por la confianza de los agentes en el mercado.

Finalmente, es probable que tras la fuerte caída, la estrategia de “comprar al precio bajo” pueda generar el comienzo de un nuevo repunte. Pero también es posible que nuevas regulaciones vuelvan a afectar negativamente el precio de las criptomonedas.

CONCLUSIONES

Preocupa sobremanera la ausencia de un ente monetario que respalde a las criptomonedas. La estabilidad de precios es un elemento fundamental tanto para el crecimiento de un país como para la sostenibilidad de una moneda. Si los precios de los productos suben demasiado, la moneda en la que están expresados estos productos pierde valor rápidamente, y empieza a ser reemplazada por moneda extranjera (un sustituto cercano) o algún otro activo con mayor estabilidad, de modo que las cualidades intrínsecas de unidad de cuenta, medio de pago y reserva de valor de la referida moneda se verían afectadas.

Es por ello que uno de los principales objetivos de los bancos centrales es velar por la estabilidad de la moneda, motivo por el cual centralizan su emisión y manejan una serie de instrumentos monetarios y financieros para realizar esta labor. Y todo esto se hace siempre centralizadamente.

Al carecer de un banco central detrás de ellas, las criptomonedas se hacen sumamente volátiles, y creemos que esta característica exacerbada podría restarles legitimidad como medio de pago, e impedir su aceptación generalizada a nivel mundial. Como mencionamos, sus ventajas son también debilidades o limitaciones para su crecimiento. Al menos, serían limitaciones para su consolidación como medios de pago o “monedas”, que fue para lo que fueron creadas desde un inicio. Sin embargo, la innovación detrás de ellas y su carácter disruptivo despiertan el interés de muchas personas, mientras que otras tantas las encuentran muy atractivas como inversión especulativa.

Creemos que a pesar de que su sostenibilidad en el tiempo podría no estar asegurada, la tecnología que soporta a las criptomonedas, el Blockchain, parece haber llegado para quedarse y cambiar la forma en que muchas industrias funcionan. Si bien la disrupción que generaría Blockchain merecería otro artículo especializado, sí cabría mencionar, por ejemplo, el interés que han mostrado algunos bancos centrales por digitalizar sus monedas, soportándolas en esta tecnología. A diferencia de las criptomonedas, éstas serían monedas digitales o criptomonedas “de curso legal”, siendo el banco central el que controle su emisión y masa monetaria. La mayor ventaja de una innovación como ésta radicaría en la inmediatez de las medidas de estímulo monetario. Así, por ejemplo, para impulsar la demanda, el banco central podría programar una pérdida de valor de su moneda para una fecha determinada, la cual tendría un efecto inmediato en la riqueza de las personas.

Las monedas digitales de curso legal, al tener intrínsecamente una mayor estabilidad, desplazarían a las criptomonedas actuales, las que podrían existir algún tiempo más, mientras perdure la confianza en ellas.

Por último, si usted está pensando en comprar criptomonedas, la recomendación sería la misma que se hace para todo instrumento altamente volátil: invierta solamente el dinero que podría permitirse perder.

FUENTE: ASBANC