LOS RETOS DEL PRÓXIMO MANDATARIO
LEYENDA: El próximo 28 de julio, Perú celebrará el Bicentenario de su Independencia con un nuevo inquilino en Palacio de Gobierno ocupando el sillón de Pizarro.
Por: Wilder Mayo Méndez - Director de Micro Finanzas
El próximo presidente recibirá un país no solo con grandes desafíos económicos y sociales, sino a la nación con la mayor tasa de mortalidad per cápita del mundo por el Covid-19, más de 180.000 personas han perdido la vida en Perú debido al virus, según información oficial.
Los retos en materia económica que enfrentará el próximo gobierno son claves para que Perú retome la senda de crecimiento y revierta la contracción de 11.1% de su PBI en 2020.
La pandemia no ha sido el único factor que ha complicado la situación económica peruana, sino también las postergadas reformas en diversos ámbitos económicos que han puesto en evidencia los problemas estructurales de la economía y las graves consecuencias que traen en momentos de crisis como el que se vive actualmente, producto de la emergencia sanitaria.
El desafío es cómo reactivar la economía y en particular cómo hacer que la demanda interna siga creciendo de manera más sostenida, y para esto, la transferencia de ayudas a los hogares y las microempresas es crucial, y eso es posible gracias a la enorme reserva fiscal que tiene Perú
ESTABILIDAD MACROECONÓMICA
El país lleva 30 años bajo una misma orientación de política monetaria, cambiaria y fiscal dirigida a respetar los fundamentos macroeconómicos, lo que ha propiciado que el Perú alcance una estabilidad macroeconómica que debemos preservar. Sin embargo, la evolución reciente determina retos para recuperarla.
Primero, es necesario que el BCR mantenga su autonomía, cumpliendo con su finalidad única de preservar la estabilidad monetaria. El rango meta de inflación (1%-3%) se ha cumplido en los últimos cuatro años.
Segundo, es indispensable recuperar la sostenibilidad de las cuentas fiscales, golpeada coyunturalmente por la crisis sanitaria, llegando a un déficit fiscal para el año 2020 de 8,9% del PBI, nivel que no se registraba desde 1990.
El tercer aspecto se refiere a la deuda pública que en el año 2019 fue de 26,8% del PBI incrementándose hasta 35% del PBI en el 2020. Sin duda, existirán presiones para un mayor endeudamiento por la magnitud de la crisis.
VACUNACIÓN
Según información del MINSA, hasta el 31 de mayo fueron aplicadas un total de 3.932.631 dosis de vacunas. No obstante, de ellas solo 1.191.639 se refieren a personas que han sido completamente inmunizadas con las dos inyecciones necesarias.
Se trata de una cifra muy baja para un país con alrededor de 33 millones de habitantes y uno de los más azotados por la emergencia sanitaria.
La vacunación avanza a un ritmo lento, mientras los hospitales se encuentran sobrepoblados y la disponibilidad de tanques de oxígeno también se ha visto superada. Aumentar los niveles de inoculación deberá ser sin duda una prioridad en primera línea de la agenda del próximo gobernante para salvar vidas. En la actual coyuntura, de su éxito dependerá la reactivación económica.
GASTO SOCIAL Y REFORMA TRIBUTARIA
Las demandas sociales en el país se incrementaron con la pandemia, tras la fuerte caída de la actividad económica y la pérdida de empleo. Según datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), más de 2,2 millones de peruanos quedaron desempleados al cierre de 2020.
Si bien casi el 50% de la población, alrededor de 15 millones de ciudadanos, terminaron el 2020 con un empleo, de ellos, la mitad solo pudo conseguir un trabajo informal, destacó el INEI. Se estima además que el 83,9% de los trabajadores menores de 25 años no tienen trabajos formales.
Ante este escenario, la próxima Administración tendrá que reactivar empleos adecuados para hombres y mujeres independientemente de la edad. Es decir, puestos que generen ingresos por encima del salario mínimo como paso fundamental para mitigar la pobreza.
Asimismo, es primordial expandir el gasto social para satisfacer la demanda social ampliando la presión tributaria del país que se encuentra en 14%. Según los especialistas, “el próximo tendrá que aumentar la presión tributaria, no ahora, pero quizás a partir del segundo semestre de 2022 o 2023 para expandir el gasto público e implementar más servicios sociales, atender a su base social, dar más salud, educación, más infraestructura básica, económica y social como agua, desagüe y alcantarillado con inversión pública”.
INVERSIÓN PRIVADA
La inversión privada, que en Perú ha jugado un gran papel para la generación de empleos y la reducción de la pobreza, es otro tema que el próximo gobernante no puede dejar de lado.
La inversión privada (IP) después de un crecimiento observado en los años 2017 (0,2%), 2018 (4,5%) y 2019 (4,0%) tuvo una caída del 17,2% para el 2020, a consecuencia de la inmovilización social obligatoria y por la desconfianza empresarial provocada por la COVID-19.
La involución de la IP y la inversión extranjera directa (IED) impacta negativamente en el crecimiento económico, el empleo y la capacidad de reducir la pobreza del país. La inversión pública también ha seguido una trayectoria similar, en cinco de los últimos siete años registró caídas y para el año 2020 se contrajo en 17,7%.
Los especialistas recomiendan que el próximo gobierno “debe evitar que la inversión privada se caiga porque esta representa el 80% de la inversión total. El sector empresarial está sumamente asustado y desconfiado de cómo va a ser el nuevo gobierno a partir del 28 de julio. La previsión del BCR era que la inversión iba a aumentar 15% este año. Eso ya es muy difícil que se dé, pero hay que evitar una caída y alcanzar un aumento de 4,5% a 5% para 2022”.
En línea y complementado el fomento de la inversión privada, el nuevo gobierno debe implementar una gestión sostenible de recursos naturales con la finalidad de equilibrar los derechos que tienen todos los peruanos de acceder a un medioambiente digno y a una gestión sostenible para poner en valor los recursos naturales.