ES NECESARIO SEGUIR OTORGANDO CRÉDITOS A LAS MICROEMPRESAS
LEYENDA: Con el fin de fortalecer al sector microfinanciero, Edmundo Lizarzaburu, profesor de la Universidad ESAN, indicó que es necesario seguir implementando normativas que permitan a las microfinancieras no solo provisionar adecuadamente sus carteras, sino también otorgar créditos a sus clientes siempre que estén cumpliendo con sus compromisos de pago. Y hacer un seguimiento para conocer si se hace un buen uso del dinero prestado.
Las microempresas y pequeñas empresas (mypes) en el país que estaban más cerca de concretar su formalización fueron las que más se afectaron por el impacto económico de la pandemia del coronavirus, según Cómex.
Asimismo, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Hogares del INEI, al cierre del año pasado, la informalidad en este rubro se elevó hasta situarse en un 84,7% del universo total. Esta data se complementa con otra cifra: el número de mypes cayó en más de 48% interanual, lo que equivale a la desaparición de más de 2,9 millones de unidades de negocio y a un retroceso a niveles previos al 2004.
Esto finalmente evidencia que fueron más las empresas formales las que desaparecieron respecto a las informales.
A pesar del efecto de la pandemia del covid-19, el sistema financiero continúa siendo solvente y por tanto, no se puede hablar de un riesgo sistémico, afirmó la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS).
Las empresas del sistema financiero capitalizaron utilidades, hicieron aportes de capital y emitieron deuda subordinada. Si bien el sistema financiero se afectó en su rentabilidad y calidad de cartera por la pandemia, resistió el shock más grande sufrido en su historia, y en algunos casos algunas empresas ya se encuentran saliendo.
En lo referido al sistema microfinanciero, las que mejor soportaron los embates de las medidas en torno a la pandemia fueron las entidades más grandes. En líneas generales se aprecia un deterioro de cartera en el sector y hay indicadores que preocupan como el ratio de morosidad.
Al respecto, Edmundo Lizarzaburu, profesor de la carrera de Administración y Finanzas de la universidad ESAN, estimó que la morosidad en día en el sector microfinanciero muestra una tendencia al alza, producto del aislamiento social obligatorio que tuvimos en el 2020.
MEDIDAS
Con el fin de fortalecer al sector microfinanciero, el profesor de la Universidad ESAN, indicó que es necesario seguir implementando normativas que permitan a las microfinancieras no solo provisionar adecuadamente sus carteras, sino también otorgar créditos a sus clientes siempre que estén cumpliendo con sus compromisos de pago.
“Me pagan, libero. Es decir, si solamente reprogramamos, pero no les seguimos dando crédito a los microempresarios, cómo se van a autofinanciar. La cadena de pagos no la podemos romper”, afirmó Lizarzaburu.
En ese sentido propuso que las microfinancieras abrieran dos frentes: (I) En función al apetito, la tolerancia y riesgo de cada entidad microfinanciera en la cual a los clientes se les reprograma”. (II) Implementar una serie de indicadores que permitan a las microfinancera evaluar si el cliente a quien desembolsó hizo un adecuado uso del dinero.
Adicionalmente, propuso ampliar los plazos de reprogramación con el fin de permitir que el emprendedor se recupere. “Hay sectores que están parados y que van a seguir parados, que no van a retomar los niveles que tenían previo a la pandemia. Entonces a esos sectores no hay que refinanciarlos o reprogramarlos 1, 2 o 3 años, sino probablemente 5 a 6 años. Es decir, hay que empezar a analizar sector por sector y establecer indicadores. Empezar a reprogramar no a todos por igual, sino sector por sector porque hay algunos sectores que se van a complicar más todavía”, indicó Lizarzaburu.
Precisó que para darle a los clientes más facilidades como la ampliación de los plazos de reprogramación o otorgar un crédito nuevo, la entidad debe evaluar si el retraso en los pagos que tiene que realizar el emprendedor es debido a la pandemia o ya venía mal desde antes.
“Hay que evaluarla a los que no pueden pagar. ¿Se pusieron mal por la pandemia o ya venían mal desde antes? Tenemos que evaluar esos dos perfiles: los que siempre pagaban aunque tarde y los que ya venía con retrasó en sus pagos y la pandemia terminó de perjudicarlos. En ambos casos la pandemia les generó un problema de retraso o de impagos. El objetivo de la entidad financiera y microfinanciera, no es ejecutar garantía, el objetivo es poder contribuir al desarrollo de las empresas mediante el otorgamiento de préstamos”, afirmó.
A lo largo del tiempo, las mypes peruanas han tenido una evolución positiva, pero volátil en términos de su capacidad formal. En un contexto de pandemia, durante 2020, se registró un índice promedio de 0.25, lo que significó una caída del 2.1% respecto de 2019. Estos resultados indicarían que la crisis causada por la COVID-19 ha impactado negativamente en su capacidad formal a través del deterioro en las condiciones dentro del ambiente de negocio a nivel nacional.
En términos del tipo de actividad empresarial, las mypes dedicadas a la producción de bienes siguen mostrando un mayor nivel de capacidad formal con relación al resto de rubros, seguidas por las mypes de sectores relacionados con el comercio y los servicios.
Según las cifras estandarizadas, hasta 2016, las mypes dedicadas al comercio mostraron un nivel del índice por debajo del promedio nacional, situación que se revirtió al año siguiente.
Por su lado, históricamente, las empresas del rubro producción se han encontrado por encima de la media nacional. Lo contrario sucede con las de servicios, que han estado por debajo de dicho umbral a lo largo de los años. Pese a dicha evolución, en 2020, las empresas de los tres rubros mencionados han reducido su ICF; así, las mypes de producción (-3.8%), servicios (-2.4%) y comercio (-1%) han visto reducidos sus incentivos para formalizarse.