LAS MICROFINANCIERAS DEBEN APOSTAR A LA DIGITACIÓN DE SUS PROCESOS Y MEJORAR SUS TECNOLOGÍAS PORQUE SE ESTÁN JUGANDO SU FUTURO

Escrito por Microfinanzas. Publicado en Febrero 2022

LEYENDA: La pandemia ha provocado una aceleración de la digitalización financiera en la vida cotidiana y han resaltado la necesidad de mejorar los niveles de educación financiera para acceder a productos y servicios digitales que apoyen la inclusión y la salud financieras, comentó Carlos López Díaz, Director académico del diplomado Microfinanzas e inclusión financiera *ECP – UNI.

La COVID-19 ha traído el mayor impulso para la transformación tecnológica a nivel de hábitos de compra del consumidor y de organizaciones a nivel de procesos, transacciones y estrategias. Cuando este cambio es predecible, se planea con anticipación; pero cuando no, el reto marca el paso para una rápida adecuación. Por su parte, las microfinanzas, han desarrollado estrategias para afrontar el escenario extremo de crisis como una medida de contingencia urgente y de continuidad de negocio, a pesar de no contar con planes estratégicos o medidas específicas para responder a este evento externo.
“Los modelos de negocio han sufrido ajustes o cambios. En base a un mejor manejo de la información del cliente, su comportamiento, necesidades, etc. hoy un cliente puede tener una respuesta u oferta más rápida. Por ejemplo, si un cliente se a una ventanilla a pagar su cuota el cajero le informa si tiene disponible un nuevo crédito o disposición de línea para invertir en su negocio. Detrás de ello hay un modelo que se va ir perfilando cada vez más para evitar errores”, comentó Carlos López Díaz, Director académico del diplomado Microfinanzas e inclusión financiera *ECP – UNI.
Añadió que “en una presentación de una entidad microfinanciera el expositor afirmaba que casi el 50% de sus desembolsos de créditos en la ventanilla se ofrecían mientras el cliente estaba pagando la cuota de un crédito vigente”.
Para el especialista el modelo tradicional de microfinanzas necesita de las nuevas herramientas tecnológicas. Resaltó que los canales alternativos se están convirtiendo en una importante herramienta para dinamizar los créditos y ahora las entidades financieras deben tener la capacidad de aprobar los créditos mediante herramientas estadísticas y tecnológicas sin la participación del asesor. La entidad que no tenga esa capacidad estará condenada a un modelo basado en personas y ladrillos, que es insostenible.
“Es muy cierto que las entidades de microfinanzas deben apostar a la digitación de sus procesos y mejorar sus tecnologías porque se están jugando su futuro. Corren el riesgo de perder parte de sus clientes frente a otras entidades incluso Fintech. Dentro de este marco, el modelo tradicional de microfinanzas considera que el asesor tiene un rol principal en la relación con el cliente. Mientras más digital se haga el cliente con mayor razón el asesor deberá ser digital, con información más elaborada de sus clientes y con disposición de nuevas tecnologías. Esto se va acentuar más en el mediano y largo plazo. Esto último lo iremos apreciando en las convocatorias laborales de asesores”, apuntó López.
INCLUSIÓN FINANCIERA
El sector de las microfinanzas en el Perú ha sido muy exitoso a lo largo de los años, habiendo alcanzado el Perú el liderazgo mundial por varios años. En este sector participan cajas municipales de ahorro y crédito, financieras, Edpymes, cajas rurales de ahorro y crédito y otras instituciones, atendiendo a 2.8 millones de peruanos, especialmente a los sectores más vulnerables.
Según la SBS, el porcentaje de peruanos adultos que tienen una cuenta de depósito en el sistema financiero ha pasado de 29% en el 2015 al 40% en el 2019. Esto ha sido en gran medida gracias a las microfinancieras. El consenso de los especialistas y del gobierno es que las microfinancieras son el gran vehículo de la inclusión financiera
No obstante el aporte de las entidades microfinancieras, para López Díaz la inclusión financiera avanza de manera lenta principalmente por el poco esfuerzo que se realiza desde los diferentes gobiernos.
“La inclusión financiera se logra la base de tres dimensiones: acceso, uso y calidad. El Perú es un país con una geografía particular, la infraestructura en carreteras es deficitaria, la comunicación por ejemplo a través de internet no es uniforme. La apertura de una cuenta de ahorro muchas veces no tiene un objetivo porque no hay educación financiera suficiente y la calidad también es observada. Si a lo anterior le sumamos la informalidad entonces entendemos porque su avance es lento a pesar de contar con un Plan Estratégico Multisectorial (PEM) de la Política Nacional de Inclusión Financiera. Sin irnos muy lejos recordemos las largas colas en entidades financiera que al inicio se produjeron para cobrar los bonos. Para lograr una mejor inclusión financiera se requiere de mayores incentivos del estado y del aporte del sector privado”, comentó.
Según el catedrático, los retos para bancarizar a más personas pasan por cumplir con las metas del PEM de Inclusión financiera. Entre estas se encuentran: al 2030 es concretar la cobertura total del sistema financiero, que el 75 % de la población adulta posea alguna cuenta y que, al menos, el 43 % disponga de algún crédito con baja probabilidad de incumplimiento.
El mencionado PEM de inclusión financiera presenta 30 medidas de política, relacionadas con cinco objetivos prioritarios: generar una mayor confianza de todos los segmentos de la población en el sistema financiero, contar con una oferta de servicios financieros suficiente y adecuada a las necesidades de la población, mitigar las fricciones en el funcionamiento del mercado, desarrollar infraestructura para incrementar la cobertura de servicios financieros, y fortalecer los mecanismos de articulación de esfuerzos institucionales.