FINTECH: ¿ALIADOS O COMPETENCIA DE LAS ENTIDADES MICROFINANCIERAS?
LEYENDA: En el escenario actual las empresas de tecnología financiera son un complemento a las operaciones que realizan las microfinancieras, pero en el largo podrían ser competencia, comentó Edmundo Lizarzaburu, profesor de la Universidad ESAN.
Ante el aceleramiento de la digitalización en servicios financieros, poco a poco las empresas de tecnología financiera (fintech) comienzan a percibirse como una competencia directa para las instituciones financieras. No obstante, según Edmundo Lizarzaburu, profesor de la Universidad ESAN, el éxito o fracaso de las entidades microfinancieras estará determinado por su capacidad de cuidar su principal activo, es decir, sus clientes.
Resaltó que las fintech no han surgido como una competencia, sino como un complemento a las operaciones que realizan, considerando que su agilidad en el servicio de créditos es aprovechado por las microfinancieras.
La transformación digital en el mundo de los negocios avanza a una velocidad cada vez mayor, lo que representa un entorno desafiante para las empresas financieras en general y en particular para las microfinancieras. Por ello, las cajas municipales y las otras instituciones microfinancieras tienen que empezar a prepararse para un mundo más digital, de mayor competencia y en el que la experiencia que se ofrezca a los clientes será clave para atraerlos y conservarlos.
“Al igual que los bancos, las microfinancieras deberían buscar alianzas con fintech como parte de esa obligada adaptación digital. Hace unos años los bancos más grandes veían a las fintech como enemigas, pero hoy las consideran socios con las cuales se puede hacer negocios”, dijo.
Consideró que las fintech pueden brindar especialización que ayudará en el proceso de transformación digital de las entidades microfinancieras.
Las fintech basan su estrategia sobre todo en la agilidad, por lo que hay algunos mercados que no son su objetivo inmediato o por los que no pueden optar debido a que no cuentan la “espalda financiera” amplia. Lizarzaburu indicó que ahora no hay competencia entre las fintech y las entidades microfinancieras, pero no descartó que en el largo plazo puedan competir.
“Las entidades microfinancieras tienen un core de negocio preestablecido. Éstas apuntan a la bancarización de las mypes con el fin de promover su formalización. Mientras que las fintech están especializadas principalmente en temas de factoring, préstamos, entre otros. Aparentemente puede haber una competencia, pero esta no hace que el mercado se le contraiga, pero en definitiva a largo plazo sí podría hacerlo”, comentó.
Ante una posible competencia, el catedrático de ESAN recomendó las entidades microfinancieras visibilizar ante sus clientes sus fortalezas como su estabilidad financiera y un marco regulatorio que los respalda.
Además, es importante mencionar que las cajas están dentro del paraguas del fondo de seguro y depósitos que hoy el monto ha subido a más de ciento dieciséis mil soles.
“Lo que tienen que hacer las microfinancieras es dar a conocer a todos sus potenciales clientes y usuarios los beneficios tangibles de trabajar con una entidad financiera que es supervisada y regulada por la SBS. Incluso que cuenta con un fondo de seguro que protege a sus clientes hasta con 116 mil soles. Entonces, el camino de las cajas es mostrar más evidencias de lo bien que han hecho las cosas en algunos campos y de las acciones de prevención y liquidación que han tomado para poder tener una mejor posición de cara a lo que se pueda venir”, resaltó Lizarzaburu.
EDUCACIÓN FINANCIERA
El analfabetismo financiero en Latinoamérica llega al 60%, lo que significa que más de la mitad de la población desconoce los beneficios que pueden ofrecer los productos del sistema financiero. En Perú, la brecha es aún mayor y se necesita actuar ágilmente desde el sector público y privado para cambiar la situación.
La OCDE le da una gran importancia al alza de las métricas de educación financiera para las economías miembro y las que quieren serlo, como Perú. Esperan un máximo de 30% de analfabetismo financiero. En la última medición, el Perú bordeaba el 80% de analfabetos financieros. La democratización de la educación financiera y el alza de las métricas están ligadas científicamente a la reducción de las desigualdades.
“Creo que un componente importante son los temas de educación financiera. Es decir, mostrarles a los clientes la importancia de entender la tasa, la salud financiera, el orden y entender o hacerles entender a los clientes que el crédito como tal debe tener un propósito, un objetivo, no se trata de pedir un crédito por pedir”, indicó Lizarzaburu.