LA MENOR INVERSIÓN PRIVADA AFECTA A LAS MYPES

Escrito por Microfinanzas. Publicado en Marzo 2022

LEYENDA: Una menor inversión privada, se traduciría en una menor generación de empleos y, por lo tanto, en menor consumo por parte de las familias. El menor poder adquisitivo afecta al bodeguero del barrio, pasando por las micro empresas y no se salvan las empresas corporativas.

La inversión es un componente importante del PBI peruano. De acuerdo con cifras del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), esta representa alrededor de un cuarto del PBI en cada año de la presente década, por lo que se trata del segundo componente más importante después del consumo privado.
La inversión privada dinamiza la economía, pues su mayor flujo aumenta los niveles de empleo e impulsa el consumo; por ende, su comportamiento tiene impacto en el crecimiento económico y el bienestar social.
En particular, la inversión privada representa casi el 80% de la inversión bruta fija desde hace 10 años, según cifras del BCRP. Sin embargo, debido a la pandemia, esta retrocedió un 13.4% en 2020 con respecto a 2019, aunque se espera que este resultado se revierta en los años posteriores gracias a la recuperación económica.
El mayor dinamismo del consumo favorece el panorama para la inversión privada. Sabemos que, con la reactivación económica y el levantamiento de restricciones para contrarrestar la pandemia, el consumo se ha ido recuperando, incrementándose en el periodo enero-setiembre 2021 en un 14% con respecto al mismo periodo de 2020 y en un 0.1% con relación a 2019. Este incremento implica un aumento en la demanda interna y, por ende, genera incentivos para que las empresas incrementen su oferta al invertir o que, inclusive, haya interés por crear nuevas empresas.
En otra instancia, el acceso al crédito por parte de empresas ha mantenido una tendencia creciente, si se compara todos los meses de 2021 y 2020, por lo que estas contarían con una mayor capacidad para invertir. De octubre de 2020 a octubre de 2021, el acceso al crédito por parte de empresas se expandió un 3.5%.
En cuanto a los factores que obstaculizan la inversión privada, se encuentra el entorno político que no genera un ambiente propicio ni confianza para las empresas. El índice de expectativas de la economía a tres meses, presentado en la Encuesta de Expectativas Macroeconómicas del BCRP, se ha mostrado volátil a lo largo de 2021 y se ha ubicado en valores por debajo del 50 desde abril del año pasado.
La incertidumbre generada por la inestabilidad política y la crisis de gobernabilidad se refleja en esta desconfianza por parte de las empresas y de las familias en sus decisiones de consumo, respecto de lo que pueda acontecer en un futuro cercano. Esto pone en tela de juicio la viabilidad de los proyectos que puedan tener y desincentiva la inversión privada.
Recientemente el exministro de Economía y Finanzas, Alonso Segura, afirmó que “los indicadores de expectativas empresariales, que usualmente explotan en contextos externos benignos como el actual, están en terreno de pesimismo. Se ha roto la causalidad. Ello sugiere contracción de la inversión privada durante el 2022”.
Pese a la creciente desconfianza empresarial que se traduce en menor inversión, el gobierno proyecta escenarios económicos con inversión privada que crecen aún más fuerte que el PBI, el cual, a su vez, lo hace a tasas significativamente superiores al quinquenio prepandemia. Las propuestas estatales de “reactivación”, de espaldas a la dinámica de la inversión privada, se basan en iniciativas de gasto público, en muchos casos de dudosa calidad y necesidad, y financiadas con ingresos que podrían no materializarse en un contexto de menor crecimiento. Insiste con una reforma tributaria que penaliza las formas de generación de rentas de capital y que por tanto desincentiva aún más la inversión privada.
Como es evidente, las mypes han sido las mas afectadas por las medidas para frenar el avance del Covid-19, en tanto su recuperación depende de dos factores: mercado y financiamiento. Entonces, sino se promueve la inversión privada ambos indicadores serán perjudicados. En lo referido a mercado no olvidemos que hay una ley que indica que el 40% de las compras estatales deben ser a mypes.
Las mypes formales constituyen el 99% de las empresas formales del país y dan trabajo al 47% de la PEA, cuya actividad del día a día se mueve en función a servicios y desarrollo del producto para abastecer a diversos sectores, entre ellos, el privado. Los sectores que demandan los servicios o productos de las mypes son la minería, agroindustria, turismo, pesca, textil y retail.
De no promoverse la inversión privada, la economía no se reactivará y ello llevaría a que toda la cadena productiva, desde las mypes hasta las empresas corporativas se perjudiquen. La generación de empleo también se vería afectada y, por ende, los ingresos de las personas.
Si una bodega no tiene fideos, leche, atún o arroz ¿qué va a vender? Y para poder comprar las personas necesitan ingresos, si hay menos empleo el poder adquisitivo de las personas es menor. La gente compra menos, las tiendas venden menos. Urge que el gobierno muestre una postura firme y transparente a favor de la inversión privada.
Es importante brindar las condiciones adecuadas para atraer la inversión privada, ya que de esta depende el fomento del crecimiento potencial de la economía. Brindar confianza a los inversionistas es fundamental para garantizarla. La inversión privada es de suma relevancia para garantizar la reactivación económica, pues esta genera mayores niveles de consumo, empleo e ingresos, es decir, que tiene una suerte de efecto multiplicador, por lo que impulsa fuertemente el crecimiento económico.