Para acelerar la inversión en proyectos mineros se requiere algo de voluntad política y también fuerza política, explica a Microfinanzas Diego Macera Poli. Dice que el proyecto Tía María es, posiblemente, el ejemplo más emblemático de esto, por ello habría que empezar a construir estos 2 factores, sobre todo la fuerza política.
La economía peruana está mostrando una tendencia a la baja. ¿Qué perspectivas tiene para el Producto Bruto Interno (PBI) este año y el 2024?
En el IPE ya tenemos una proyección revisada a la baja para este año, y varios analistas también han rebajado sus proyecciones, lo cual ha sorprendido ya que el 2023 es un año sin pandemia. En el IPE estimamos que este año el PBI caerá 0,3%.
¿Qué factores están detrás de esa caída esperada del PBI?
En el primer trimestre tuvimos el impacto de las protestas y conflictividad social, sobre todo en enero y febrero; luego, en marzo, abril, se tuvo los impactos climáticos, parte de los cuales se arrastraron hasta octubre y, posiblemente, también hasta noviembre y diciembre.
En tercer lugar, y quizás lo más importante, ha habido una caída de expectativas económicas que arrastramos desde abril del 2021 y que han pasado factura en términos de inversión privada, confianza del consumidor, entre otros.
¿Qué perspectivas tiene el IPE para el crecimiento del PBI en el 2024?
Para el 2024, el crecimiento va a depender mucho de lo que ocurra con el Fenómeno de El Niño (FEN) en el verano próximo.
La mayor probabilidad hasta ahora es que sea moderado, pero también hay una buena chance de que sea fuerte. Probablemente la economía crezca entre 2% y 2,5% en el 2024.
¿Qué sectores explicarían el comportamiento del crecimiento del producto?
Este año lo más importante ha sido la contribución de la minería, que crecería cerca de 8%, en parte por la normalización de algunas mineras (que estuvieron paradas en el 2022 por diversas razones) incluidas obras de mantenimiento (por ejemplo, Cuajone, Las Bambas), pero principalmente por la puesta en marcha de Quellaveco.
En la parte del PBI primario también ha tenido un efecto positivo la puesta en marcha de la Refinería de Talara, que se ve reflejado en la producción de manufactura primaria y en hidrocarburos.
El resto de la actividad primaria (pesca, agricultura) ha mostrado cifras negativas, ello asociado a los factores climáticos.
¿Qué nos dice de los sectores no primarios?
Comparado con el 2022, este año no ha sido bueno para construcción ni para manufactura; se ve algo de crecimiento en servicios el cual, siendo la mitad del PBI, sostuvo un poco el crecimiento total.
¿Qué sectores destacarían en el 2024?
Para el próximo año esperamos que se recuperen algunos sectores que han estado muy mal este año.
Por ejemplo, deberíamos ver un buen crecimiento en pesca, asumiendo que se vuelvan a abrir las temporadas de pesca (anchoveta) y, ojalá, que manufactura y construcción puedan repuntar.
Empleo
¿Cómo está el panorama del empleo y qué perspectivas tiene?
El empleo formal a nivel nacional (empleo en planilla) está creciendo entre 3% y 4%, también crece el empleo informal y, de hecho, mucho de la creación de empleo está en actividades menos productivas.
¿Qué consecuencia tiene esto último?
La consecuencia es que, si se considera el efecto de la inflación, los ingresos reales de las familias, es decir la capacidad adquisitiva de productos y servicios por parte de los hogares, son menores.
Esto último es especialmente cierto para el sector informal en zonas urbanas que cuyas familias están con niveles de capacidad adquisitiva de alrededor de 10% por debajo de lo que estaba antes de la pandemia (2019). Felizmente la inflación viene cediendo.
¿Espera que mejoren en el 2024 el empleo y los ingresos de las familias urbanas?
Es complicado estimar, pero dado que la inflación debería estar entrando al rango meta (entre 1% y 3%) a inicios del 2024, eso ayudará a cierta recuperación de la capacidad adquisitiva de las familias. El tema es cómo se comportará la inversión privada, que es la que mayormente genera empleo e ingresos, y por ahora sigue rezagada.
Inversión minera
La inversión privada sigue cayendo. ¿Esperan un repunte?, ¿en qué sectores?
Los estimados del Banco Central de Reserva (BCR) prevén una caída de la inversión minera para este año de un 17%, que se explica por la culminación de las inversiones en Quellaveco, que en el 2022 aportó unos US$1.000 millones de inversión.
En este año ya no se tiene eso y no hay ningún proyecto de esa envergadura que lo reemplace.
Para el 2024, lamentablemente, también se espera una caída de la inversión minera de cerca de 7% por el mismo motivo, no hay más proyectos nuevos de gran tamaño.
Hay algunas ampliaciones, pero demoran por temas administrativos y algunos por conflictividad social.
¿Cuáles son esos proyectos?
El más importante es Antamina, luego está Chalcobamba (que podría ayudar en producción minera principalmente). En resumen, el panorama de la inversión minera para este y el próximo año no es bueno y ojalá puedan avanzar algunos proyectos medianos y grandes.
Quizás el más emblemático sea Tía María, también está Zafranal (ambos en Arequipa) y en, Cajamarca, hay una cantidad de proyectos mineros que podrían acelerarse (Conga, Michiquillay, Galeno, La Granja).
Respecto a Tía María (paralizado desde hace 8 años) el primer ministro dijo hace poco que no está en la agenda del Gobierno y que no se hará mientras no se resuelvan los reclamos de la población circundante. ¿Son señales políticas de este tipo las que explican el deterioro de la inversión minera?
Lo que se necesita para acelerar los proyectos mineros es algo de voluntad política y también fuerza política; Tía María es, posiblemente, el ejemplo más emblemático de esto. Si no se tienen esos 2 factores no se puede avanzar con esos proyectos por lo que habría que empezar a construirlos, sobre todo la fuerza política.
¿Diría que no están dadas las condiciones políticas para un impulso de la inversión minera en nuevos proyectos?
Diría que lo que han transmitido los inversionistas en los últimos meses es que prefieren esperar y ver cómo queda el equilibrio (político) en los siguientes meses. Pero en ese esperar nos quedamos sin inversiones que se pueden ir a otro país, lo que implica menor empleo, pérdida de ingresos y mayor pobreza.
Inflación
¿Cuáles son las proyecciones del IPE respecto a la inflación?
Se ha visto un pequeño incremento de las expectativas de inflación en la última encuesta del BCR (septiembre), pero la trayectoria de los últimos meses es claramente a la baja, tanto en la inflación mensual como en la interanual, la cual en septiembre fue más baja de lo que esperaba el mercado, por lo que estaríamos llegando poco a poco al rango meta a inicios del 2024.
Sin embargo, hay que considerar que los mayores impactos al alza de la inflación en el Perú han sido de fuentes externas (alimentos y petróleo) que no controlamos y nadie sabe lo que pasará en el escenario internacional en los próximos meses.
Como por la guerra en Israel que podría afectar el precio del petróleo, por ejemplo…
Sí, podría afectar el precio del petróleo y, a través de este, a los precios de otros bienes. Si bien la trayectoria de la inflación en el país ahora es a la baja, hay que tomar eso con pinzas porque en el Perú un alza de precios internacionales de alimentos pega más por nuestro nivel de ingresos (promedio más bajo). Hay una buena cantidad de familias que destinan un porcentaje alto de sus ingresos a alimentos.
Sistema financiero
¿Cuál es la situación del sistema financiero tras la pandemia y la crisis política que afectaron el crecimiento del PBI?
En general, el sistema financiero del país se ha mostrado resiliente; incluso, con el deterioro de la situación económica del último año, las ratios de estabilidad financiera, en términos de patrimonio, morosidad, entre otros, muestran que se ha hecho un buen trabajo en los últimos años en crear fortalezas para enfrentar situaciones más difíciles como la que estamos teniendo hoy.
Pero hay sectores más afectados como, por ejemplo, la agricultura en la zona norte del país, donde pequeños productores pueden tener complicaciones adicionales; o, en el turismo. Pero, como un todo, el sistema financiero se mantiene sólido.
¿Los programas estatales de apoyo financiero a las empresas dieron resultados?
Ayudó bastante lo que se pudo hacer desde el sector estatal. El programa Reactiva ayudó mucho para que no haya un deterioro muy fuerte de la cadena de pagos.
Pero en una economía tan informal como la nuestra, ha habido sectores que sufrieron mucho con el golpe de la COVID-19, sobre todo pequeñas empresas que se han descapitalizado.
En su momento, tuvieron que comerse su capital de trabajo y no han podido levantar cabeza desde entonces.
¿Esas pequeñas empresas siguen con las secuelas de ese problema o ya están saliendo?
Las ratios financieras no apuntan hacia un deterioro significativo. Mucho del empleo que se ha generado en los últimos años ha estado principalmente en pequeñas empresas, lo cual no necesariamente es bueno porque son empresas con menor productividad y menores ingresos.
Donde los indicadores se ven algo más complicados es en las medianas empresas que son las que muestran menor recuperación.
¿Diría que actualmente la situación del crédito está bien?
Sí, la situación del crédito es saludable, el mercado es resiliente y se han construido las fortalezas necesarias justamente para enfrentar episodios como el actual.
Inclusión financiera
¿Ha mejorado la inclusión financiera en el país?
Sí, ha mejorado muchísimo en los últimos 5 años, sobre todo a partir de la pandemia, en especial en el porcentaje de familias que cuentan con algún servicio financiero, por ejemplo, una cuenta bancaria.
También se ha avanzado con la penetración de mecanismos de pago digitales minoristas (Yape, Plin y con las demás instituciones financieras), el avance ha sido muy bueno y la interoperabilidad es el camino correcto para esto.
Es verdad que todavía falta avanzar en la profundidad de los servicios financieros y en la educación financiera para la mayoría de la población, aspectos en los que estamos rezagados en relación con otros países de la región.
Si a una persona se le abona en su cuenta bancaria su ingreso mensual, eso ya es un avance, pero si al día siguiente retira todo el monto y hace sus pagos en efectivo eso no es una real inclusión financiera.
Usura
El Congreso aprobó una ley contra la usura que, entre otros, obliga al BCR a establecer límites a las tasas de interés que cobran las entidades financieras para ciertos préstamos (créditos de consumo, para Mypes). ¿Qué resultados ha tenido?
Este tipo de iniciativas es equivalente a un control de precios y lo que pasa en dichos casos es que se deja de ofertar el bien o servicio que se quería promover.
Lo que se abre es espacio para el mercado ilegal o informal, y se encarece el costo del crédito. Eso es lo que ha sucedido en Perú y antes había sucedido en países como Chile y Colombia.
¿Cuál es la consecuencia para las empresas usuarias del crédito ese aumento de la informalidad?
Sucede que cuando se aplican este tipo de límites, las personas o empresas de mayor riesgo, las más vulnerables, son las que terminan forzadas a salir del sistema formal y entrar al mercado informal, donde la tasa de interés es mucho más alta y tienen menos garantía y más riesgos en seguridad.
La Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) y el BCR tienen estimaciones de que son muchas las personas que han dejado de obtener un crédito formal por este tipo de medidas.
¿Hay estimados de cuánto se habría incrementado el crédito informal?
Es un poco complicado estimar eso, pero en el IPE hicimos una encuesta a mediados de este año (ver Microfinanzas 211), con una muestra de 1.200 y se encontró que al menos el 8% de los hogares peruanos recibieron un crédito informal en el último año y el promedio era de S/1.700 por cada préstamo.
¿A qué costo?
Aproximadamente la mitad de las personas que accedía a un crédito informal pagaba una tasa de interés que anualizada llegaba a 500%. Cabe precisar que estos préstamos en el sector informal son por lo general a un mes y se les cobra una tasa de interés por ese período, pero es una tasa que anualizada da 500%.
¿Debería darse una norma para abolir los límites a las tasas de interés que dio el Congreso?
Debería, por los resultados señalados, pero no sé si habrá una mayoría parlamentaria que quiera asumir el tema.
Ese control de las tasas de interés es una típica medida populista mediante la cual el sector al que supuestamente pretende favorecer se ve afectado.