
- La prolongación de las pérdidas en las bolsas mundiales pone de manifiesto que se está gestando un análisis de la realidad sobre las valoraciones de la IA y la tecnología, advierte el director ejecutivo de una de las mayores organizaciones de asesoramiento financiero independientes del mundo.
La advertencia se produce en un momento en que las bolsas mundiales cayeron drásticamente el miércoles, a medida que la confianza de los inversores flaqueaba ante las excesivas valoraciones de la IA y la tecnología; los mercados asiáticos registraron sus mayores caídas en meses, los futuros europeos apuntaban a la baja y las divisas sensibles al riesgo perdieron terreno.
- El oro subió a medida que los inversores buscaban refugio, mientras que el Bitcoin cayó brevemente por debajo de los 100.000 dólares antes de recuperarse.
- El fuerte cambio de rumbo en los mercados globales demuestra que los inversores están empezando a cuestionarse si las valoraciones récord de la IA y la tecnología pueden justificarse por los beneficios. Las valoraciones de la IA y la tecnología llevan tiempo expandiéndose más rápido que los beneficios.
La innovación es genuina, pero la rentabilidad aún tiene que demostrarse. Los mercados ahora piden pruebas en lugar de expectativas que esta última liquidación refleja un reconocimiento cada vez mayor de que el poderoso repunte liderado por un puñado de empresas de gran capitalización se había vuelto cada vez más frágil. Cuando un grupo tan pequeño de empresas tiene tanto peso en el mercado, cualquier pérdida de confianza en ellas puede desencadenar reacciones desproporcionadas, Lo que estamos presenciando no es pánico, sino un descubrimiento de precios tras meses de un impulso excesivo.
Los mercados asiáticos lideraron el retroceso, con el Nikkei de Japón y el Kospi de Corea del Sur sufriendo fuertes pérdidas y SoftBank desplomándose hasta un 14% en medio de renovadas dudas sobre las valoraciones vinculadas a la IA y la inversión en tecnología. Los futuros en Europa y Estados Unidos también se debilitaron, lo que indica una mayor presión en el futuro para los principales índices que han estado subiendo gracias a la confianza más que a los balances.que la corrección, aunque inquietante, es una fase necesaria para el crecimiento sostenible.
- Una corrección de esta magnitud reintroduce la disciplina en los mercados, obliga a los inversores a distinguir entre las empresas que impulsan la productividad en el mundo real y aquellas que solo cotizan en función del potencial, ha destacado repetidamente la creciente brecha entre la innovación tecnológica y la rentabilidad empresarial.
El ecosistema de la IA y la tecnología ha estado construyendo una economía circular: los fabricantes de chips venden a los hiperescaladores, los hiperescaladores venden a los desarrolladores de software y los desarrolladores de software venden entre sí. Esto crea la ilusión de un crecimiento implacable, pero en gran medida se trata de un reciclaje de la demanda dentro del mismo ecosistema. Hasta que esa demanda genere beneficios cuantificables, las valoraciones seguirán siendo vulnerables.
- El repunte del oro y la fortaleza del yen ponen de manifiesto la creciente preferencia de los inversores por los activos defensivos. El dólar se fortaleció, reflejando un cambio global hacia la seguridad. La caída temporal del bitcoin por debajo de los seis dígitos, por su parte demuestra que los activos especulativos no son inmunes a esta misma reevaluación del riesgo. Aunque turbulenta, ofrece oportunidades a largo plazo.
Los mercados se están reequilibrando tras un período de euforia, quienes mantengan sus inversiones de forma inteligente descubrirán que es entonces cuando empieza a surgir el verdadero valor. La clave no está en renunciar a la innovación, sino en centrarse en las empresas que demuestran mejoras tangibles en la productividad.
Los sectores donde es probable que la IA y la tecnología ofrezcan resultados tangibles. La eficiencia energética, la logística, la sanidad y los servicios financieros ya muestran los primeros indicios de transformación, estas son áreas donde el potencial de la IA y la tecnología se está convirtiendo en productividad real, y ahí es donde los inversores a largo plazo deberían fijar su mirada.
Si bien se ve una mayor volatilidad que esto marca una evolución, no un declive. Cada gran era tecnológica —internet, informática móvil, energías renovables— ha experimentado correcciones que reajustan las expectativas. Cada vez, los jugadores más fuertes emergen más rentables y más creíbles.”
La IA y la tecnología siguen siendo las fuerzas definitorias de esta década, pero las valoraciones deben alinearse con los beneficios. Esta corrección es el comienzo de esa alineación. Los inversores deben mantenerse involucrados, ser selectivos y centrarse en aquellos casos donde la promesa de la tecnología se encuentra con la prueba de su rendimiento.