Protestas violentas impidieron la movilidad de mercaderías, maquinaria y trabajadores, golpeando a la construcción. Tras Quellaveco, se agotó la cartera de proyectos mineros de clase mundial en Perú. La recuperación de la inversión no minera dependerá de las señales del Gobierno.
El Banco Central de Reserva (BCR) informó que la inversión privada, ajustada a la inflación, se contrajo 12% en el primer trimestre del año respecto a similar lapso del 2022. Como resultado, el gasto del sector privado en bienes de capital sumó S/41.613 millones.
De acuerdo con la autoridad monetaria, el deterioro de la inversión fue gatillado por las paralizaciones y la menor confianza empresarial, a causa de las protestas violentas, así como por la ausencia de nuevos megaproyectos mineros. Ambos factores provocaron un decrecimiento en la inversión no minera en 11% y la minera en 23,2%.
“¿Cómo crece el Perú? Con inversión y solo con inversión. No hay ninguna otra forma de crecer. Sin embargo, están generando incertidumbre a los inversionistas, empujándolos a invertir en otras plazas, porque nadie tiene la obligación de invertir en el Perú. En este momento, hay varios que están llevando sus inversiones fuera del país”, dijo a Microfinanzas Miguel Palomino, presidente del Instituto Peruano de Economía (IPE).
Impacto de protestas
Para los especialistas, las protestas violentas fueron el factor más preponderante en el deterioro de la inversión privada. El economista y socio de Macroconsult, Elmer Cuba, afirmó que más que el pesimismo en el que se encontraban las expectativas empresariales, la pérdida de la inversión privada durante el primer trimestre fue causada por la conflagración política, que buscó ‘tumbarse’ el régimen de la presidenta Dina Boluarte y al Congreso y que dejó varios muertos.
El jefe de Investigación del Servicio de Asesoría Empresarial de Apoyo Consultoría, Pablo del Águila, coincidió con Cuba y explicó que las protestas violentas dificultaron el desplazamiento de maquinaria, insumos y trabajadores.
Dijo que, como hubo bloqueos de vías, la inseguridad ciudadana provocó que muchas personas no puedan ir a trabajar y afectó la construcción. “Como hay una mayor incertidumbre por el hecho de que no hay tantas garantías sobre la seguridad, así como la rentabilidad de las inversiones, se generó un desincentivo a la inversión empresarial”, agregó.
Respecto al impacto que las protestas tuvieron en la construcción, Cuba dijo que el sector cayó fortísimamente (-11,5% en el trimestre), debido a que no se pudo construir, vender, ni despachar fierro y cemento. Detalló que, en los 3 primeros meses del año, las ventas de cemento en el sur descendieron en 40%. A ello, se sumó una caída similar en el norte a causa de las lluvias.
Autoconstrucción
Otro factor vinculado con la caída de la construcción es que el nivel de la autoconstrucción se habría moderado. Palomino indicó que la autoconstrucción representa cada año alrededor del 25% de la inversión no minera, y, en el 2021, creció a niveles nunca vistos, debido a la liquidez de las familias, lo que salvó a la inversión privada.
Dijo que, en el 2022, la autoconstrucción también fue relevante para la inversión privada, pero en menor dimensión que en el 2021 y, en el 2023, ya habría alcanzado niveles normales.
Las estimaciones sobre la autoconstrucción mencionadas por Palomino guardan relación con la disminución del consumo de cemento y del gasto de las familias en las tiendas de mejoramiento del hogar.
Por ejemplo, en el primer trimestre del 2021 las ventas de Sodimac aumentaron en 30,8% y en el del 2022 en 9,3%, mientras que en el primer trimestre del 2023 se contrajeron en 9,6%.
Por el lado de las ventas de cemento, en el primer trimestre del 2021 crecieron en 44,27% y en el del 2022 aumentaron en 1,26%, pero en el primer trimestre del 2023 cayeron en 15,36%.
Inversión minera
Otro factor relevante en la caída de la inversión privada ha sido el efecto estadístico en la inversión minera generado por la ausencia de megaproyectos.
El año pasado, casi un tercio de la inversión minera registrada en el primer trimestre provino de la última etapa de la construcción de Quellaveco, la operación cuprífera de Anglo American. Según Del Águila, dado que en el 2023 no existen megaproyectos en cartera, la mayor base comparativa del año pasado influyó en la caída de la inversión minera del primer trimestre de este año.
Cuba explicó que, en el pasado, se ha visto que cada vez que ha habido un ciclo alto del precio del cobre, 2 o 3 años después ha ocurrido un ciclo importante de inversiones en el sector minero. Así, Antamina, la ampliación de Cerro Verde, Toromocho y Las Bambas, entre otros proyectos, son ‘hijos’ de la primera generación del boom de precios de los metales. Sin embargo, en la segunda generación solo se tuvo a Quellaveco.
Para Palomino, esta situación obedece a que después del boom del precio de los minerales del 2011, no ha habido ningún Gobierno que haya buscado impulsar la inversión minera. Dijo que esta situación viene sobre todo desde el Gobierno de Ollanta Humala, y se ha mantenido en los siguientes gobiernos.
Cuba agregó durante el tiempo en que Pedro Castillo fue presidente, hubo una pérdida de la inversión minera no solo porque se atacaron a los proyectos mineros, sino también a las unidades mineras en producción.
“Con Castillo, hemos visto la paralización de una semana de Antamina, que era algo impensable, aparte de Las Bambas que siempre la paran. Incluso, Southern paró algunas semanas Toquepala”, recordó.
Por esta razón, según Palomino, la participación de la inversión minera en este nuevo boom de los precios de los minerales ha llegado, en promedio, a solo el 15% de la inversión total, cuando durante el boom del 2011 llegó a representar el 25%.
“Ahora no hay muchos proyectos que estén avanzados en términos de estudios. Tenemos un ‘pipeline’ que está seco. Con estos precios altos de los metales, especialmente del oro y cobre, que aumentan la rentabilidad de los proyectos mineros, es una oportunidad que estamos desaprovechando”, lamentó Del Águila.
Otros factores
Un tercer factor que también incidió en la disminución de la inversión privada obedece al hecho de que los costos de financiamiento todavía se mantienen altos, comentó del Águila.
De acuerdo con Víctor Gordillo, head of Global Clients and M&A de BBVA Perú, se observa una menor demanda de crédito para inversiones de largo plazo, asociada con la reducción de la inversión privada y las altas tasas de interés. “Los clientes no están dispuestos a invertir a los niveles de las tasas actuales y esperan el momento propicio”, dijo.
Según cifras oficiales, las tasas de interés subieron en línea con el avance de la tasa de política monetaria, que tuvo como propósito anclar las expectativas de inflación.
Por ejemplo, al cierre de marzo de este año, las tasas de interés preferenciales o de préstamos entre bancos llegó a 7,7%, luego de haber estado en 3,9% en similar mes del año pasado. De igual forma, las tasas de interés de créditos corporativos pasaron de 4,99% en marzo del 2022 a 9,29% en marzo del 2023. Esta situación provocó que los créditos corporativos y a la gran empresa disminuyeran en 2,2%, según el BCR.
Gordillo agregó que el mayor costo del financiamiento también se ha reflejado en el endeudamiento del mercado de capitales. Las empresas han optado por dejar de financiarse en el mercado de valores local con las actuales tasas de interés debido a que, de descender estas tasas, no es posible renunciar a los compromisos de largo plazo que asumen con el mercado.
Indicó que otra razón por la que disminuye el financiamiento en el mercado de capitales es que las empresas se están financiando con los bancos debido a la menor liquidez que ahora tienen las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) a causa de los retiros de fondos que se aprobaron.
Por ejemplo, según la Superintendencia del Mercado de Valores (SMV), las colocaciones de valores por oferta pública primaria (OPP) descendieron en 15,6%, en el primer trimestre. A diferencia del año pasado, no hubo ningún papel con plazos mayores a un año. Además, las tasas de interés promedio de los títulos a un año avanzaron de 5,81% a 8,41%.
Lo que se viene
Para los especialistas, la tendencia negativa de la inversión privada se mantendría en los siguientes trimestres, pero en menor intensidad que en el primero. La razón es que no se espera un resurgimiento de la violencia que daño al país a fines del año pasado e inicios de este, señaló del Águila.
Mientras que para Palomino es difícil conocer en qué momento ocurrirá el punto de quiebre debido a que hay factores, como la estabilidad política, que podrían incidir en la inversión privada en forma positiva.
También, todos coinciden en que por el lado del sector minero la tendencia negativa se mantendrá por la ausencia de proyectos. Cuba indicó que, en comparación con el periodo de Castillo, el de Boluarte es más fuerte; con lo cual, si los precios de los metales básicos se mantienen altos y se agilizan los procesos, podría aparecer una nueva generación de inversión privada minera.
“No se va a haber todo el 2023 [inversión minera], quizás el 2024 podría comenzar a verse algo del tipo de proyectos como Zafranal en Arequipa”, comentó.
Sobre el lado de la inversión no minera, Cuba manifestó que la situación podría mejorar porque es bastante resistente. Argumentó que el Perú está registrando niveles récord de inversión no minera, y si bien se espera una caída de 3% para este año, es 13% más que la del 2019.
“Nunca tuvimos tanta inversión privada no minera. Y este año va a caer marginalmente. Es decir, son buenos años de inversión. Hemos sido muchos de nosotros muy críticos, y me incluyo, comparando el año pasado. Pero viendo las cifras más largas, el año pasado se alcanzó un récord histórico de inversión privada no minera”, dijo Cuba.
Agregó que la inversión no minera sigue fuerte porque el Perú sigue creciendo. “El año pasado habíamos crecido 2,7%. Este año será 1,7%, por la caída del primer trimestre, que ha hecho trastabillar, pero el resto del año se normaliza. Entonces, si la economía crece, obviamente hay que seguir invirtiendo”, subrayó.