Si bien la conflictividad social ha disminuido; la inestabilidad política que aún persiste, el deterioro del ambiente para los negocios, las trabas burocráticas y el bajo crecimiento de la economía, podrían jugar en contra del crecimiento esperado de 3% de la inversión privada para este año.
La caída de 0,5% de la economía peruana en el 2023, estimada por el Banco Central de Reserva (BCR) en su último Reporte de Inflación, y que es la primera desde 1998 sin contar la del 2020 (-11,12%) por el impacto de la pandemia de la COVID-19, se debió principalmente al fuerte retroceso de la inversión privada (-7,3%), la peor desde 1999 (-15,2% sin considerar la caída del 2020 de 16,5%), y a la desaceleración pronunciada del consumo privado (que pasó de crecer 3,6% en el 2022 a sólo 0,2% en el 2023).
Si bien las proyecciones del BCR prevén cierta recuperación de la inversión privada en el 2024, la inestabilidad política y los bajos niveles de confianza empresarial, el deterioro del ambiente para los negocios, la tramitología y trabas burocráticas, podrían llevar a otro año de contracción de esta variable.
Además, aun cuando la inversión privada lograra crecer a la tasa que prevé el BCR, ello no impulsaría un crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) suficiente, que se estima debería ser de un mínimo de 4% para atender las necesidades básicas del país.
Inversión minera
Según las últimas proyecciones del BCR, en el 2023 se habría registrado una caída de 14,1% de la inversión minera, pero para el 2024 prevé un crecimiento de 5,1%, lo cual sería el principal sustento de la recuperación (crecería 1,8%) de la inversión privada total en este año.
¿En qué se sustenta esta recuperación esperada? “Esto es a partir de la conversación que se ha tenido con empresas mineras, no es estimado sólo nuestro”, dijo Julio Velarde, presidente del BCR, cuando presentó el último Reporte de Inflación.
Detalló que se trata de algunos proyectos mineros atrasados y que parece van a salir. “Para el 2024 no se esperan nuevas minas, pero sí muchos mineros tienen proyectos de ampliación de minas y algunas bastante grandes. El problema es que hay demoras en las autorizaciones de permisos, pero sí hay un interés de inversión todavía; hay que tratar de impulsar la inversión, de destrabarla”, precisó en esa oportunidad.
No minera
En cuanto a la inversión no minera, el BCR espera que, tras caer 3,7% en el 2023, crezca 0,7% en el 2024 y 2,8% en el 2025. Los factores que están detrás de esa recuperación proyectada son la menor tasa de interés hipotecario esperada (en menor medida), la mejora del ingreso real de las personas (en parte por una menor inflación proyectada para este año); y los desembolsos por el Fonavi (que en el 2023 cayeron fuertemente), según Velarde.
Cabe señalar que, en su último Reporte Estadístico de la Industria de Cemento, la Asociación de Productores de Cemento (Asocem) refiere que, a pesar de las condiciones desfavorables (tensiones políticas, fenómenos climatológicos y caída de la inversión privada) que afrontó la construcción en el 2023, se despachó 11’985.000 toneladas métricas (TM) de cemento, 8% más que el despacho nacional anual promedio del periodo 2014-2019. Sin embargo, fue 11% inferior con respecto al 2022.
Respecto al 2024, Asocem espera una recuperación del sector construcción impulsada por la inversión pública en proyectos de infraestructura y la recuperación gradual de la inversión privada y el sector de la autoconstrucción.
La cartera de los principales proyectos de concesión que están por adjudicar que sustentan el optimismo del BCR respecto a la recuperación de la inversión privada en el 2024-2025 tienen una inversión estimada de US$10.441 millones.
Inestabilidad política
Jorge Gonzáles Izquierdo, economista y catedrático de la Universidad del Pacífico, sostuvo que hay 3 factores que están condicionando el comportamiento negativo de la inversión privada en el país, que “está cayendo consecutivamente en los últimos 6 trimestres”.
El primero y más importante, subrayó, es la inestabilidad política, social e institucional que se agudizó a mediados del 2021 (con el inicio del desgobierno de Pedro Castillo) y que hasta ahora no se ha reducido.
“Esta inestabilidad política afecta la inversión privada porque genera incertidumbre respecto al futuro inmediato y mediato de la economía y del país. A nivel mundial ha quedado muy claro que la incertidumbre es el veneno para la inversión privada”, precisó.
El segundo factor es el efecto secundario que tuvo la política monetaria contra la inflación que hizo que la inversión privada disminuya. “En su lucha contra la inflación, el BCR sube el costo del financiamiento y todo el sistema financiero del país comienza a subir el costo del crédito a las familias y a las empresas, sobre todo a las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes)”, detalló.
El tercer factor, es el deterioro de las expectativas empresariales de corto y mediano plazo respecto a cómo le irá a la economía, a sus ventas y a su sector, expectativas que se mantuvieron negativas en el 2023.
Gonzales Izquierdo remarcó que la única posibilidad de que la inversión privada cambie de tendencia y pase a una trayectoria positiva es que estos 3 factores negativos se diluyan.
“El principal es la inestabilidad política, social e institucional y, si no mejora apreciablemente, es muy difícil que la inversión privada en el país se recupere, habrá que esperar a ver cómo se comporta en el año”, advirtió.
En cuanto al costo del financiamiento, refirió que disminuye claramente porque el BCR está bajando su tasa de interés referencial al ver que la inflación se reduce hacia el rango meta (que es entre 1% y 3%).
El tercer factor, el de las expectativas negativas empresariales, también va a tender a reducirse y es probable que este año estén mejor que el año pasado, entonces, de los 3 factores que están afectando a la inversión privada 2 van a mejorar, agregó.
“Mi duda está en el primero, en que mejore la inestabilidad política, social e institucional y, por ello, posiblemente el BCR está proyectando una recuperación sólo regular de la inversión privada para este año”, dijo Gonzáles Izquierdo.
Podría caer
La inversión privada podría crecer menos de lo esperado e incluso caer nuevamente en el 2024. Teodoro Crisólogo, economista senior del Instituto Peruano de Economía (IPE) indicó que, de acuerdo con los estimados de esta entidad, la inversión privada crecería sólo 0,3% este año.
“Las expectativas empresariales, la confianza de éstos, que recoge el BCR en sus encuestas, todavía se mantienen muy por debajo de lo que se necesita para gatillar una recuperación importante de la inversión privada”, explicó.
Detalló que si bien la inversión privada ha moderado su ritmo de caída hacia fines del 2023 (de un retroceso de 10% en el primer semestre, se contrajo 6,2% en el tercer trimestre y en el último trimestre habría caído 2,6%, según el IPE), se mantiene en tramo negativo y habría terminado el 2023 con una contracción de 7,7%.
“Para este año 2024 proyectamos, en un escenario base, una recuperación (crecimiento) de 0,3% de la inversión privada, tasa bastante menor a la que proyecta el BCR (1,8%)”, precisó.
Dijo que la principal diferencia con el BCR es que en el IPE todavía ven una debilidad en cuanto a las intenciones de inversión privada, ya que las expectativas a 3 meses, según las encuestas del BCR, se mantienen en terreno negativo (pesimista) y eso usualmente ha anticipado períodos en los que la inversión se ha mantenido relativamente débil.
“En el IPE prevemos que el crecimiento de la inversión privada se va a mantener en el tramo negativo durante el primer semestre y, si se materializan algunos escenarios de riesgo, el resultado podría ser inclusive peor”, advirtió.
Explicó que, si la economía vuelve a caer mes a mes de manera continua, como en el 2023, las expectativas empresariales no mejorarían gradualmente y se mantendrían en el tramo negativo, por lo que la inversión privada ya no crecería 0,3% en el 2024 sino que habría una caída de 1,5%.
Teodoro Crisólogo, Economista senior del Instituto Peruano de Economía (IPE)
Expectativas empresariales
“Para que la inversión privada se recupere es necesario preservar la estabilidad económica y financiera, consolidar un entorno adecuado de negocios y realizar reformas que apuntalen la productividad de la economía y un mayor crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) potencial”, sostiene el BCR en su último Reporte de Inflación.
En cuanto al entorno para los negocios, éste se ha venido deteriorando en el país en los últimos años. Crisólogo refirió que, según las encuestas de expectativas del BCR, para los empresarios 3 son los principales factores que afectan sus negocios y, por ende, sus decisiones de inversión.
El primero es la inestabilidad política. La alta rotación de presidentes de la República en los últimos años dificulta la continuidad de las políticas económicas, sociales y de desarrollo, entre otras.
“Ello frena la realización de reformas que mejoren la capacidad de crecimiento del país y, por el contrario, se han visto retrocesos en varias reformas, como la educativa, y en la capacidad de algunos funcionarios públicos”, señaló.
Conflictividad social
Otro factor es la conflictividad social que se ha moderado, pero los conflictos sociales colectivos que muestra la Defensoría del Pueblo se mantienen en niveles por encima de los que se tenía antes de la pandemia.
Así, estamos en un clima de tensiones sociales bastante latentes que en cualquier momento puede haber algo que las gatille y nuevamente podemos tener serias repercusiones sobre la actividad económica y en la inversión privada, advirtió.
“Esto se nota más en actividades como la minería. No hemos tenido nuevas manifestaciones de conflictividad social, pero a fines del 2023 vimos cómo se atacó un campamento minero en La Libertad, lo cual desincentiva o genera mayor cautela para el desarrollo de negocios, porque va a implicar mayores costos en seguridad, de administración, para la defensa legal”, subrayó.
Trabas burocráticas
El tercer factor, agregó Crisólogo, es la ineficiente burocracia con la que la inversión privada tiene que lidiar para poder resolver trámites administrativos en el Estado. Esto se ha agudizado y está presente en los diferentes niveles de gobierno, con demoras excesivas en los trámites para la emisión de documentos o de permisos municipales para abrir establecimientos de negocios, etc.
“Hay una serie de aspectos como estos que están diciendo que en el país hay cada vez un ambiente menos propicio para hacer negocios y, por lo tanto, los inversionistas prefieren esperar al 2026 a ver si hay mejores condiciones para invertir”, precisó.
Esta postura de cautela y de espera a ver qué pasa, claramente no favorece a la reactivación de la inversión privada en el país. Y eso es lo que está frenando la recuperación: el poder gatillar nuevas inversiones en este año, explicó.
Sobre las trabas a los negocios, la Sociedad de Comercio Exterior del Perú (ComexPerú) sostuvo recientemente que diversos alcaldes y funcionarios municipales se están convirtiendo en enemigos de la inversión privada porque, según afirmó, manejan a sus municipios como ‘feudos’ con actos arbitrarios y abusivos que incluso acarrean responsabilidad penal.
Unos cierran centros comerciales y negocios de diferente tamaño, sin sustento técnico o legal alguno. Otros impiden que obras ya aprobadas se ejecuten, agregó.
“Todo esto pone en riesgo a la reactivación económica, afecta a miles de empresarios y los puestos de trabajo que ellos generan. Además, atenta gravemente contra los principios de seguridad jurídica y predictibilidad de las inversiones, lo que termina golpeando la confianza empresarial”, alertó.
Consideró que cada día miles de emprendimientos enfrentan arbitrariedades de funcionarios municipales, extorsiones de mafias organizadas, delincuencia y nadie hace nada.
Medidas
¿Qué puede hacer el Gobierno para mejorar el ambiente para los negocios y, por ende, de la inversión privada? Podría propiciar una mejora en la capacidad de las entidades públicas para seguir el ritmo de la actividad privada en el cumplimiento de procedimientos administrativos. En el ámbito minero se están haciendo esfuerzos en este sentido con la Ventanilla Única digital del sector, señaló Crisólogo.
Asimismo, se debería seguir impulsando la adjudicación de proyectos bajo Asociaciones Público-Privadas (APP). “En el 2023 se han adjudicado US$1.300 millones en APP, lo cual es una buena noticia; sin embargo, lo que se adjudica no necesariamente se ejecuta. El tránsito hacia dicha ejecución requiere bastante esfuerzo de gestión pública, colocar funcionarios adecuados, equipos técnicos suficientemente sólidos y con capacidad de decisión para establecer acciones concretas de seguimiento y destrabe a todos esos proyectos que se adjudicaron”, dijo.
Opinó que, si se lograra establecer cronogramas concretos de ejecución para esos proyectos, claramente puede haber un movimiento dentro de la economía que permita al sector privado recuperar la confianza.
También afirmó que debería impulsarse la ejecución de otros grandes proyectos de inversión emblemáticos como, por ejemplo, la III Etapa de Chavimochic. “Ya se adjudicó bajo la modalidad Gobierno a Gobierno, lo cual es positivo, pero sólo para la represa y está por verse quién hará el resto”, indicó.
Otros proyectos cuya ejecución debería acelerarse son la continuación de Majes en Arequipa, y la Línea 2 del Metro de Lima y Callao, que ha tenido retrasos por falta de consenso alrededor de cómo realizar las obras en el centro de Lima para que el cierre de vías impacte menos en la población.
“El problema principal del Perú es que en el último año no hay un proyecto de inversión grande en el ámbito privado que se esté ejecutando y que jale a la economía; se tuvo Quellaveco con US$5.300 millones de inversión, lo cual junto a otras inversiones movió el crecimiento del país”, recordó.
Otro aspecto clave para el clima de negocios son las regulaciones. “El gran pendiente en el país es tratar de modernizar las regulaciones en el ámbito laboral y tributario para reactivar la confianza del sector privado. Por ejemplo, en el ámbito laboral, si sólo se revirtiera la rigidez que creó la ´Agenda 19´ que impulsó el gobierno de Castillo tendríamos niveles de confianza empresarial más acordes a lo que la coyuntura exige”, sostuvo Crisólogo.
¿Qué proyectos sustentan la recuperación esperada de la inversión privada?
Según el último Reporte de Inflación del BCR, las inversiones entre enero y octubre del 2023 totalizaron US$3.591 millones en el sector minero.
Destacan proyectos de las empresas Antamina (US$447 millones), Anglo American Quellaveco (US$345 millones) y Southern (US$268 millones).
La proyección para el periodo 2024-2025 considera la construcción de la Fase II del proyecto Ampliación Toromocho y el comienzo de la construcción de los proyectos Reposición Antamina, Zafranal y Corani.
Respecto a los sectores no mineros, el BCR destaca el avance de las obras del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez con una inversión de US$2.000 millones, cuya segunda pista de aterrizaje y la nueva torre de control entraron en operación en el 2023. Por su parte, la construcción del nuevo terminal de pasajeros estaría concluida a fines del 2024.
También considera la continuación de la primera fase de la construcción del Terminal Portuario de Chancay, cuya puesta en marcha se espera a fines del 2024 con una inversión de US$1.300 millones.
En el 2024 también se concluiría la ampliación del Muelle Sur del Callao (Muelle del Bicentenario) con una inversión de US$350 millones.
Asimismo, refiere los avances de las obras de la Línea 2 del Metro de Lima y Callao en la cual se ha concluido el tramo I, que une al distrito de Santa Anita con la vía de Evitamiento, y han empezado las obras de un ramal de la Línea 4 en el Callao.
Por otro lado, Viettel Perú ganó la concesión de las bandas 2,3 GHz y AWS-3 para la conexión móvil y de internet con la tecnología 4G, con un compromiso de inversión de US$600 millones para que más de 3.800 localidades cuenten con esta tecnología en un periodo de 2 años.
Además, existen más de US$10.000 millones de inversión en proyectos por adjudicar. Para el periodo 2024-2025, la Agencia de Promoción de la Inversión Privada (ProInversión) reporta una cartera de US$10.400 millones en proyectos de inversión por adjudicar.
Saltar del 3% al 6% de crecimiento del PBI que el Perú necesita podría tomar hasta 20 años
La inversión privada debería crecer a tasas altas para lograr un crecimiento económico de al menos 4%, tasa mínima para poder absorber la nueva mano de obra, considerando que unos 350 mil jóvenes se incorporan cada año a la Población Económicamente Activa (PEA); y mejorar la calidad del empleo que se ha deteriorado en los últimos años, tras el aumento del subempleo y empleo informal, lo cual habría elevado el nivel de la pobreza monetaria a 28,7% según el BCR, e incluso hasta un 30%, de acuerdo al BCP (Ver Microfinanzas 217).
Según las últimas cifras disponibles del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en el periodo octubre 2022–septiembre 2023, en el país había 17,36 millones personas con empleo y de este total, el 72% tenía empleo informal (66% en el área urbana y 95% en el rural), tasa que según estimados privados sería mayor al 75%. En cuanto al subempleo, en el periodo octubre 2022-septiembre 2023 alcanzó al 46% de la PEA a nivel nacional.
Si las proyecciones del BCR respecto a la inversión privada para este año se cumplen, llevaría a que el Producto Bruto Interno (PBI) crezca 3%, según su misma proyección. El economista Jorge Gonzales Izquierdo consideró que esta tasa de crecimiento de la economía es totalmente insuficiente.
Crecimiento potencial
Recordó que una economía tiene un crecimiento potencial adecuado, pero que hoy está en el Perú por debajo de ese nivel adecuado; está en alrededor de 3%, nivel que estima el Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin embargo, para el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) está en 2,5% y para el BCR en 2,6%.
“Una tasa de crecimiento de 3% es claramente insuficiente para dar solución a los graves problemas que tiene la sociedad: pobreza, informalidad, mala distribución de los ingresos, mejores oportunidades, etc.”, explicó.
Opinó que el crecimiento potencial de la economía peruana debería estar mínimo en 5% y mejor en 6%. “Si restamos el crecimiento de la población, que está en 1% anual, al crecimiento del PBI que proyecta el BCR, tendríamos un crecimiento del PBI per cápita de 2%, lo cual no alcanza para nada”, advirtió.
En cambio, si el crecimiento potencial está en 5% o 6%, se alcanza estas tasas y se mantienen de manera sostenida, quedaría 4% o 5% de crecimiento del PBI per cápita que permitiría disminuir la pobreza en 2 puntos porcentuales por año, precisó.
En resumen, Gonzales Izquierdo consideró que lograr un crecimiento del PBI de 3% anual no es bueno, pero es lo que se puede conseguir hoy; y para saltar de 3% a 6% va a tomar de 10 a 20 años porque se tienen que hacer profundas reformas estructurales en el país para lograrlo. “Entre ellas, están las reformas de la educación, de la salud, del Estado y de las instituciones; así como la construcción masiva de infraestructura, cuyo déficit hoy es alto, etc.”, agregó.
¿Se podrá lograr estas reformas durante el actual Gobierno y, por ende, elevar el crecimiento potencial del PBI? “No; si el Gobierno de la señora Dina Boluarte llega hasta el 2026, los crecimientos del PBI a los que podemos aspirar van a ser mediocres, van a estar en alrededor de ese 3% anual”, sostuvo.
De hecho, el Instituto Peruano de Economía (IPE) prevé, en sus proyecciones para este año, que el PBI crecería sólo 1,9%.