SE DEBE EVITAR NO CONFUNDIR CRÉDITOS DE CONSUMO CON MICROFINANZAS
Las microfinanzas impulsan el desarrollo social y financiero
Por Janet Mogollón Pérez*
El país pasa por un buen momento económico según las cifras macroeconómicas, aunque la realidad en algunos sectores revele lo contrario, especialmente en zonas altoandinas y comunidades étnicas, donde la pobreza se mantiene en niveles de naciones bananeras.
En el rubro de las microfinanzas, el Perú es uno de los líderes en América Latina. También es cierto que este fenómeno está alcanzando altos niveles de crecimiento y se ha convertido en uno de los principales indicadores de la economía peruana. Aunque no tiene el respaldo gubernamental como debería ser, es el sector privado el que está asumiendo el reto de darle valor agregado al desarrollo del país.
Si bien es real que la industria microfinanciera es la vedette de la economía emergente y la inclusión financiera está avanzando, algunos aún ignoran el rol social de las microfinanzas, razón por la cual sólo atinan a conformarse con dependencias gubernamentales que burocráticamente intentan hacer algo por las pequeñas empresas, confundiéndola como si fuera sinónimo de microfinanzas.
La industria microfinanciera es más que simples oficinas de coordinación y no sólo debería representar préstamos al sector de la pequeña y microempresa. Tiene que ver con los diversos tipos de tecnología crediticia, facilidad en el acceso al crédito, rapidez en el servicio al cliente, financiamiento de capital de trabajo, relación financiera a largo plazo, garantías, redes empresariales, asociatividad empresarial, adecuados controles internos, administración de riesgos empresariales, inclusión financiera y social, y ahora, transformación digital y usos de las diversas redes sociales y de comunicación.
También está vinculada con la evaluación, capacidad y voluntad de pago, así como el seguimiento y control de la morosidad y de los créditos mismos. Pero todo ello carecería de importancia, si los microcréditos no están contribuyendo con la erradicación de la pobreza, la generación de mayores empleos y mejoramiento de la calidad humana.
La experiencia de las cajas municipales de ahorro y crédito, cajas rurales, cooperativas de ahorro y crédito, Entidades de Desarrollo de la Pequeña y Microempresa (EDPYME) y diversas organizaciones no gubernamentales es vital para entender a ciencia cabal qué es la industria microfinanciera y cómo articularla con el desarrollo del país.
Si sólo tomamos como ejemplo, la experiencia de las cajas municipales de ahorro y crédito (CMAC), observaremos la importancia que tiene en el desarrollo de miles de empresas. La existencia de las CMAC ha sido muy positiva en la promoción y desarrollo del empresariado vinculado a la pequeña y microempresa.
No debemos olvidar que las cajas municipales inician formalmente el microcrédito en nuestro país juntamente con algunas cooperativas de ahorro y crédito y organización no gubernamentales de desarrollo. Son las pioneras de las microfinanzas. Antes nadie otorgaba créditos al empresario de la PYME o MYPE, por eso empiezan con el crédito pignoraticio; y también, como nadie encontraba trabajo en nuestro país (entre jubilados, despedidos, etc.), se reactivan los micronegocios.
CONSUMO
Sin embargo, como industria microfinanciera debemos mirar el entorno peruano, imitar los buenos ejemplos y aprender lecciones de las equivocaciones. Ahora vemos que el crédito de consumo está creciendo notablemente y ello puede minar las bases de las microfinanzas en el país. Desde esta perspectiva, el Perú está siguiendo el mal ejemplo que experimentó la naciente microfinanzas en Chile.
Es notorio que grandes capitales del sur llegan al país para invertir y dar trabajo a los peruanos, y eso es bueno para nuestra economía. ¿Pero cuáles son las razones por la que empresarios chilenos están invirtiendo en el país y no en Chile? Simple y llanamente porque en Chile ya no se puede hacer. Por cierto, que nos referimos a los capitales de origen financiero, aquellos orientados al consumo masivo.
El ciudadano chileno está tan endeudado que ya no tiene capacidad de pago. Hasta sus hijos y nietos deberán pagar las deudas. Por lo tanto, el dinero que no puede usarse en Chile tiene que salir para ser invertido a otros países y así llega la inversión al Perú.
Es verdad que el crédito de consumo permite que miles de peruanos puedan tener ciertas comodidades y hasta determinado “estatus social”, pero el precio que tendrán que pagar será demasiado alto, no sólo en efectivo sino socialmente. Esta realidad distorsiona el crecimiento de las microfinanzas en el país, porque el emprendedor muchas veces solicita un crédito no para invertir en el negocio sino para dedicarlo al crédito de consumo.
Una de las limitaciones que ha tenido la industria microfinanciera en Chile es precisamente el excesivo otorgamiento de créditos de consumo. El auge económico del país vecino permitió que el dinero plástico llegue a casi toda la población sureña.
En Chile, el endeudamiento es alto, involucra a casi el 85 por ciento de la población, pero la morosidad es baja. El crecimiento sostenido de la economía chilena garantiza que los ciudadanos de ese país puedan pagar puntualmente sus cuotas hasta por tres generaciones.
Esta dinámica puede distorsionarse ante la excesiva oferta de créditos de consumo a sólo firma. Estamos viendo que algunas instituciones financieras y casas comerciales, solicitan como garantía que el cliente sólo tenga una tarjeta de crédito o cuenta en cualquier entidad financiera para acceder a cualquiera de los productos que se ofrecen. Es común recibir una llamada telefónica para anunciarnos que nos tienen un crédito preaprobado.
Las microfinanzas, herramienta básica para luchar contra la pobreza y generar nuevos o mayores puestos de trabajo, puede limitarse ante este tipo de ofertas. En Chile es fácil acceder a un crédito, porque el sistema financiero sabe que cada cliente podrá cumplir con sus pagos por la boyante economía que vive.
El problema no está tanto en el emprendedor que sí accede a un crédito para invertirlo en su negocio, sino en aquellas personas que se están endeudando por los créditos de consumo, viajes turísticos (últimamente a Rusia por el Mundial de Fútbol) y programas de estudios. No confundamos, microfinanzas es una cosa y crédito de consumo es otra cosa.
Debemos reconocer que las microfinanzas están revolucionando la economía peruana con prudencia, sobre todo entendiendo que las condiciones han cambiado en los últimos años, razón por la cual es necesario que la economía camine por los senderos correctos que nos lleven al desarrollo social.
Ahora que todos están involucrados con las microfinanzas, desde los bancos grandes hasta las entidades pequeñas, el país podrá encontrar el camino hacia el despegue. Ver bancos, cajas municipales, ONG, EDPYME, financieras y cooperativas significa que hay confianza en el crecimiento económico.
Somos uno de los países donde hay mucha diversidad de entidades financieras, mientras que en otras naciones sólo hay dos o tres instituciones y eso es una ventaja para continuar acompañando al crecimiento de las pequeñas empresas.
La variedad de los productos financieros contribuye también a la bancarización y formalización de los emprendedores, sin embargo, vemos con preocupación que algunas instituciones microfinancieras están alejándose de sus orígenes. Cada vez son más altos sus créditos que se están alejando de servir a los pobres que es la filosofía de las microfinanzas. Debemos reflexionar en todo el fenómeno de las microfinanzas peruanas.
* Consultora del FINANPOS / Instituto de Finanzas Populares y Economía Solidaria.