EL LIDERAZGO ES INTEGRIDAD
Por César Sánchez Martínez / LIMA
La integridad es una de las virtudes que difícilmente se logra conseguir en la vida, es un poco compleja, pero no imposible de alcanzarla. No tenerla se debe a muchos factores, siendo el principal la falta de ética.
En el mundo de hoy podemos encontrar profesionales muy competitivos y con muchos talentos, pero no son íntegros. En las organizaciones confunden generalmente, competencias profesionales con integridad personal.
Todos conocemos a profesionales que han logrado alcanzar metas muy ambiciosas, son exitosos económicamente, e incluso, hasta poseen niveles de conducta adecuados, pero la integridad está ausente en sus vidas.
Conozco el caso de un empresario muy exitoso. Ha logrado excelentes metas y sigue superando diversos desafíos, pero es una persona déspota y hasta malcriada con sus colaboradores. Su mal genio está presente en su vida y es su carta de presentación. En la organización todos hablan mal de él y casi nadie confía en sus palabras, porque la mentira forma parte de su vida.
Eso ocurre en las organizaciones. Se contrata a excelentes profesionales, capacitados académicamente en las últimos y modernas tendencias del quehacer humano, técnico y transformacional, pero adolecen de esta virtud.
Sin embargo, todos nosotros podemos observar a gente que desde el primer instante que los conocemos, tienen un “no se qué”, que nos caen bien. Pero tampoco confundamos carisma con integridad.
¿Qué es la integridad? Las diversas ciencias sociales y la psicología pueden darnos una lista de características, pero qué es en sí la integridad.
La integridad es la virtud que tiene una persona que lo hace singular y diferente al resto. Vive lo que dice y respalda con sus hechos lo que dice con sus palabras. La verdad en su mentora y la discreción su camino. Enseña, instruye, guía y aconseja con la verdad.
La integridad nada tiene que ver con estudios superiores, ni entrenamiento especializado o conductas positivas y optimistas. Todo ello puede variar según las circunstancias o hechos. La integridad no cambia y se mantiene firme a pesar de tener al frente situaciones embarazosas o difíciles.
Una persona íntegra será la misma con el transcurrir de los años, obviamente con más experiencia, pero la misma en sí, porque se trata de principios que no se venden o transfieren según lo que se tenga al frente.
“No hay lonche gratis”, “con plata (dinero) baila el mono”, “todo tiene su precio” u otros tantos adjetivos que hay en la vida se cree como si fueran verdad, porque generalmente, la mayor parte de las personas piensan y viven así. Una persona íntegra no lo es ni piensa de esa manera.
¿Cuáles son los principales peligros de la integridad? Son varios, pero están la mentira, la deshonestidad, la murmuración, la hipocresía, la deslealtad, la ambición, entre otros conceptos negativos que a simple vista no se ven, pero se observan en las vidas de las personas, mediante sus posturas, conductas y actitudes.
La integridad se alimenta básicamente en el hogar y se fortalece en la vida misma, siempre y cuando, la persona lo practique.
La integridad se aprende en la vida. No se nace con ella. Se aprende en los valores que se recibe en el hogar, en las buenas escuelas y en las experiencias de la vida. Todos podemos ser íntegros si nos proponemos a serlo. Sólo es cuestión de actitud. El verdadero líder siempre será una persona íntegra.
UN LÍDER ÍNTEGRO TIENE SEGUIDORES
Todo líder está llamado a ser una persona íntegra. Se deja huella y un camino a transitar por los seguidores que quieren imitar a su líder.
La integridad es más que palabras, es básicamente un estilo de vida que se traduce en conducta y actitud. Un líder íntegro lucha en la vida con limpieza, rectitud y trasciende.
Jesucristo nunca estudió en una universidad de renombre, jamás escribió un libro, fue un humilde carpintero, fue acusado por envidia, pero su nombre trascendió en la humanidad de tal manera que la historia se dividió en un antes y después. Jesucristo fue un líder íntegro de tal manera que, desde hace más de dos mil años, sigue teniendo la mayor cantidad de seguidores en toda la historia de la humanidad. Tres grandes religiones se basan en sus fundamentos como son el catolicismo, judía y evangélica, sin contar otros grupos religiosos. Un líder trasciende porque su vida enseña, instruye y guía. Siempre es un ejemplo para seguir.
La integridad nada tiene que ver con alguna actitud o postura religiosa, sino con tener el carácter y la proposición de querer serlo. Para ser íntegro no se estudia en alguna escuela. Eso dependerá de cada persona.
Si en realidad buscamos transcender, busquemos a la integridad como acompañante de nuestras vidas. El resto viene por añadidura.
Pero ser íntegro empieza con serlo con uno mismo. Es fácil por algún momento fingir ante extraños una postura, pero cuando uno se mira ante un espejo se ve a sí mismo, tal como es. Lo mismo ocurre con la integridad. Es el espejo de la vida. No podemos engañar al espejo porque siempre reflejará nuestra imagen tal como somos.
Vale la pena ser íntegros. No sólo por el hecho de transcender, sino por el valor añadido que le daremos a nuestras vidas. Cuando un líder es íntegro, no necesita decirlo, sino sus propios hechos se encargan de anunciarlo a los demás, y eso, sí deja huella y un camino para que otros sigan las pisadas. Además, nos hace estar en paz con todos.
¿Tiene un precio la integridad? No, es gratis. Está al alcance de todos. Sólo se requiere tomar la decisión de mejorar nuestra vida cada día y encontrarle un sentido a ella.
Los seguidores requieren un modelo para seguir e imitar. Un líder siempre tendrá buenos seguidores y con el tiempo, algunos de ellos se convertirán también en líderes.