ECONOMÍA Y SALUD DEBEN SER UN SISTEMA INTEGRAL
LEYENDA: Para Edmundo Lizarzaburu, profesor de la universidad ESAN, sí es posible reactivar la economía sin descuidar el bienestar económico y salud de la población.
—La falsa dicotomía entre salud y economía está dividiendo a la población…
Para hacer un análisis completo. Tenemos que entender dos variables importantes. La primera es la salud física y mental; el segundo punto, es la economía. No tenemos que priorizar uno en desmerito de otro. Debemos aprender de las lecciones que nos dejó la primera ola del Covid-19. Es decir, la falta de comunicación entre el Gobierno y la población fue evidente.
Antes de analizar si es bueno o malo un nuevo aislamiento destaquemos lo positivo. La prueba molecular es un arma para enfrentar al virus. Tenemos que cercar al virus no a la gente.
Tenemos que verlo como un sistema integral buscando la sostenibilidad del desarrollo. Economía y salud deben ser un sistema que trabajen de manera ordenada y se complementen.
—¿Cuál es el rol de las finanzas en esta pandemia?
Cuando hablamos de finanzas debemos entender que ya no hay corto, mediano y largo plazo. Lo que hay es micro plazo, es decir, acciones de una o dos semanas que permitan hacer que la gente entienda su presupuesto y se acomode al mismo.
Como lo anticipé en octubre último ya se está hablando que se postergue el pago de Reactiva. No obstante, sigue ausente la evaluación del programa estatal: ¿se ha analizado cómo se han beneficiado las empresas con Reactiva? ¿realmente los ciclos productivos se han mantenido?, ¿la gran masa de empresarios ha incrementado su patrimonio producto de esta Reactiva? ¿el dinero se usó para pagar o se usó para invertir y esa inversión fue inversión para generar desarrollo o fue inversión personal? Estas son algunas interrogantes que tienen que responder.
—¿Cuál es su opinión sobre esas interrogantes?
Reactiva ha sido beneficioso porque generó un ahorro en costo financiero y ha impulsado la necesidad de innovación. Grandes corporaciones se han beneficiado y mantuvieron los puestos de trabajo, no obstante, algunas empresas hicieron reducciones de sueldo.
También me preocupa la masa de empresas familiares que tienen en su planilla a personal, muchas veces de manera irregular o no pagándoles completo su sueldo. Considerando la inestabilidad jurídica del país, que permite que las normas las deroguen fácilmente, ahora estas empresas pueden decir que no tienen dinero para cumplir con sus pagos de Reactiva. Y como la gente no pagó las entidades financieras ejecutan las garantías y ese dinero no regresa a las arcas del Estado.
Las personas deben entender que el Estado está para velar por su bienestar, mas no está para dar por dar.
—¿Considerando la reducción fiscal debido a la pandemia es oportuno ampliar la base tributaria?
La base tributaria siempre es oportuna ampliarla, pero que mensaje das si, por un lado, intentas ampliar la base tributaria y, por otro lado, sacas programas asistencialistas como los que implementó el Gobierno el 2020 que entregó dinero a personas informales que no aportaron al erario nacional. Los bonos que se entregaron debieron darse al menos exigiendo a los beneficiados que saquen su RUC. Se perdió una oportunidad de formalizar.
—¿Hay una percepción errónea del Gobierno que considera si una persona tiene RUC y emite recibos por honorarios entonces es una persona solvente que no necesita ayuda estatal?
El problema es que hemos pasado de dignificar el trabajo a criticar el trabajo. Lo que es peor acostumbrarnos a que el Estado nos apoye. Se está dejando de lado a los independientes que también trabajan día a día para atender sus necesidades básicas y, además, aportan al erario nacional; para atender a la mayoría de la población que lamentablemente es informal. Durante esta pandemia los Gobiernos han hecho puro asistencialismo.
—¿Coincide con el estimado oficial que el PBI crezca entre 9 y 9.5% este año?
Este será un año de mucha volatilidad. Podríamos crecer entre 8% y 10%, pero también podríamos no crecer porque lamentablemente hay variables recurrentes que influyen en el desempeño de la economía, pero no se consideran. Por ejemplo, sabemos que febrero y marzo son meses de lluvias en la sierra y de inicio del año escolar o universitario. Además, julio es un mes de friajes. Todas estas son variables a lo que se suma el impacto de la pandemia, debemos incorporar al medir el desempeño de la economía. Lo que se tiene que hacer es buscar soluciones para mermar el impacto en el PBI.