(*) Artículo publicado en la edición 218 de la revista Microfinanzas https://statuscomunicaciones.pe/microfinanzas/M220.pdf.
Por Javier Parker Chávez
javier.parker@microfinanzas.pe
El retroceso de la economía peruana en el año 2023, calculado en 0,5% por el Banco Central de Reserva (BCR), algo que sucede por primera vez desde 1998 si no consideramos el 2020 por la pandemia, nos recuerda nuevamente lo que se debe hacer para progresar y lo que se ha estado haciendo mal para que la producción nacional empezara a perder impulso desde hace unos 10 años para finalmente ponernos al borde de la recesión el año pasado.
Tal como lo desarrollamos ampliamente en esta edición de Microfinanzas, el retroceso de la economía peruana se debió principalmente a la fuerte caída de la inversión privada en el 2023 (calculada en -7,3%), la peor desde 1999 sin tener en cuenta la caída del 2020, y a la fuerte desaceleración del consumo privado, que pasó de crecer 3,6% en el 2022 a sólo 0,2% en el 2023.
Los esfuerzos que se están haciendo desde algunas carteras ministeriales para promover la inversión privada y el crecimiento económico del país, sin duda alguna no son suficientes, y los economistas advierten que esta inversión podría estancarse e, incluso, volver a caer en el presente año.
La inestabilidad política que se ha agravado en los últimos años en el país por las pésimas decisiones que toman los peruanos al elegir a sus autoridades; el ataque directo que grupos extremistas han perpetrado con total impunidad en contra de la inversión privada, en especial de aquella que más crecimiento y empleo genera, como la minera y la de agroexportación; y, las conductas complacientes que han tenido autoridades y congresistas en los últimos años frente a estos ataques; no hicieron más que destruir la confianza empresarial y dañar el ambiente para hacer negocios en el país.
Si a ello le sumamos el aumento de la tramitología y de las trabas burocráticas que se han multiplicado sospechosamente por todos lados, y que en muchos casos más parecen hechas con el objetivo de obtener dinero en forma ilícita o con la deliberada intención de frustrar la inversión privada por razones ideológicas; no es de sorprender que este año pueda haber una nueva contracción de esta.
Como si todo esto no fuera suficiente, hay poca conciencia del grave peligro que acecha al Perú por el avance del crimen organizado. El daño que el incontrolable crecimiento de la extorsión y el sicariato puede infringir a la economía nacional solo es comparable con el que causaron las hordas terroristas de Sendero Luminoso al intentar imponer su régimen totalitario.
De no derrotarse, el crimen organizado puede acabar con toda posibilidad de desarrollo del país porque es una amenaza para la seguridad, el crecimiento económico, la erradicación de la pobreza y la sostenibilidad en el largo plazo. Si las autoridades no enfrentan esta amenaza en forma prioritaria, podremos perder nuevamente todo lo que logramos ganar con la derrota que nuestras Fuerzas Armadas y Policiales infringieron al terrorismo.
Todo ciudadano preocupado por el desarrollo del país, por su bienestar personal y el de su familia, debe desconfiar de los políticos, y de los que pretenden serlo, que atacan a la inversión privada en forma demagógica con el afán de destruirla; ellos también, y quienes los apoyan, son responsables del incremento de la pobreza, son los verdaderos empobrecedores del país. También debemos desconfiar de los que buscan el enfrentamiento entre peruanos y ahondan en las cosas que nos pueden dividir, de ellos no se puede esperar nada bueno para nuestro presente y mucho menos para nuestro futuro.
Es responsabilidad de todos los peruanos promover un entorno favorable para la inversión privada y elegir para autoridades a quienes la defienden. Todos debemos ser conscientes que se necesitan políticas y regulaciones claras, así como estabilidad política y económica para mejorar el clima de negocios y tener acceso a financiamiento en mejores condiciones si logramos reducir el riesgo país.
La inversión privada desempeña un papel crucial en el desarrollo económico del país. A través de ella, se financian proyectos productivos que generan empleo, impulsan la producción, fomentan la innovación y mejoran la infraestructura.
Sus resultados se ven, por ejemplo, en las exportaciones peruanas que en el 2023 alcanzaron un récord al sumar US$64.355 millones. Los factores que explican este resultado son compartidos por el ministro de Comercio Exterior y Turismo, Juan Carlos Mathews Salazar, en una entrevista concedida a Microfinanzas.
Por ello, todos los peruanos debemos decir sí a la inversión privada porque impulsa el crecimiento económico del país, sí a la inversión privada porque aumenta el empleo y sí a la inversión privada porque reduce la pobreza.